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martes, 6 de junio de 2017

LA MEDALLA DEL KICHI



El Ilustrísimo Señor D. José María González Santos (en adelante El Kichi), Alcalde Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad de Cádiz, ha tenido a bien conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Rosario, con motivo del ciento cincuenta aniversario de su designación como Excelsa Patrona de esa bellísima capital andaluza. Y, claro está, como hablamos de la Tacita de Plata, las críticas le han venido "enchampelás", como los cuplés que se cantan en el Falla; o sea, de dos en dos; de un lado y del otro del amplio espectro político local, regional e incluso nacional, desde la "caverna" mediática y desde el "progrerío" más mediático también. España pura. Y la verdad es que no entiendo ni la extrañeza ni la sorpresa.

No lo entiendo porque supongo que nadie, a estas alturas, se vaya a creer que los políticos mantendrán lo que dicen que harán, o que no harán, cuando prometen, juran y perjuran, en una campaña electoral, que una cosa es predicar y otra, dar trigo. 

No creo que nadie se crea lo que en tiempo de elecciones dicen los correligionarios del Kichi, eso tan rancio, tan guerracivilista, tan antiguo y amenazador de "arderéis como en el treinta y seis" o "la mejor iglesia es la que arde". Ni los más acérrimos podemistas dan credibilidad a las soflamas que su partido vocea. Si hasta estoy seguro de que las mismas que durante la campaña electoral entran en las iglesias con las tetas al aire interrumpiendo las misas, una vez tocado pelo (nunca mejor dicho si hablamos de las Femen, que no se deplilan), ya en el poder, son capaces de vestirse de mantilla para presidir la primera procesión que se ponga a tiro (perdón por lo de tiro). Es como si yo me fuera a creer que Mariano Rajoy, tal como prometió cuando era candidato, fuera a derogar, como presidente, la vigente ley del aborto, puedo esperar sentado. Para pedir el voto los partidos de izquierda, con más o menos vehemencia, amenazan con revisar el concordato de España con la Santa Sede. Pero cuando llegan al poder y son alcaldes conceden la medalla de la ciudad, o la distinción que haga falta, a una imagen religiosa. Y encima, a propuesta del PP, como en el caso de Cádiz. Populismo puro y duro del que ellos no tienen la exclusividad. Todos los partidos tienen un puntito, más o menos descarado, de populismo.

Me acuerdo con esto ahora de esa letra del Arcipreste de Hita a la que le puso música Paco Ibáñez y que yo cantaba en mi etapa de progre, imbuido del espíritu del 68 (que como la juventud, es ya una enfermedad pasada)y que se refería al dinero, pongan votos en lugar de dinero y no me digan que no es una letra de rabiosa actualidad ..."el dinero (los votos) hacen señor al siervo y siervo hace al señor, toda cosas del siglo se hace por su amor..." Por el amor a los votos. O aquella otra del recientemente fallecido poeta Juan Goitisolo, cantada también por el músico vasco que decía "la tierra toda, el sol y el mar, son para aquellos que han sabido sentarse sobre los demás"... Con la licencia que da un puñado de votos... aún más que de dólares...


Tanto se asemejan unos y otros buscando el mismo fin, que no va más allá que el suyo propio, que en este caso de la medalla de Cádiz, que ahora la gomina y el blasier azul van de la mano de las rastas y del chalequillo sin mangas, el "facha" con el "rojo". Las vueltas que da la vida, ¿eh, Kichi? Y no pasa nada. Ni debe pasar nada.

Porque mal iríamos si todavía no comprendiéramos que los concejales son representantes del pueblo que los elige para que cumplan sus mandatos, y el pueblo, o la ciudadanía, o la población, o la gente de Cádiz ha mandado que sobre el pecho de la Virgen del Rosario brille para siempre el oro de la medalla de su ciudad. No es El Kichi quien la concede, es el pueblo, por medio de sus representantes, quien la otorga. Que no es lo mismo.

Pero lo más curioso (o lo más honrado, o lo más lógico, o lo más demagógico) es que la crítica más despiadada le haya venido precisamente de Alberto Garzón, candidato a presidente del gobierno por Izquierda Unida, partido coaligado de Podemos diciendo que él no es "fans de conceder medallas, y menos a seres inanimados". Qué poco conoce este señor a los andaluces. Qué poco sabe de lo que representa para nosotros la devoción a la Santísima Virgen. Ser inanimado, él, que no se ha animado a trabajar nunca fuera del abrevadero de la política, arrimado al perol generosamente subvencionado y convenientemente regado de euros del presupuesto, que más bien se parece muchas veces a un impuesto revolucionario que pagamos todos.

 Y es que yo me imagino la conversación telefónica de El Kichi con Garzón a raíz de la concesión de la medalla intentando explicarle lo que él, el líder de IU, como madrileño no entenderá en la vida, lo que no se es capaz de comprender muy bien si no se es de aquí. Eso que, fuera de nuestras fronteras, tiene difícil, por no decir imposible, explicación. 

La situación me la imagino más o menos así: Suena el teléfono a eso de media mañana en el despacho privado del señor alcalde, que ellos no son de ir muy temprano al tajo. El primer edil sentado en la silla pone los pies cruzados sobre la mesa de caoba donde ondea una pequeña bandera republicana. Con voz un tanto inquisitorial, pero amable y comedidamente afectuosa en el fondo, dice el Kichi: "Mira, Albertito, hijo, no me toques los cojones. ¿Tú qué coño sabes de esto, pissscha? ¿tú que carajo entiendes de cómo se quiere aquí a las imágenes de la Virgen, y más a la de la Patrona? Tú preocúpate de las tarjetas Blak de tu padre, pisssscha mía, que tú desde Madrid lo ves tó mú bonito. Pero aluego el que tiene que dar la cara aquí en Cadiz soy yo...si no le doy la medalla, ¿quién carajo me va a votar otra vez? Tú no tienes ni puñetera idea de lo que va esto. ¿Tú no sabes, sojoíotonto que aquí, en Andalucía, las cosas son diferentes que en la capital del estado (antes Madrid)? ¿Tú no sabes que en plena República el Ayuntamiento de Sevilla le cambió el nombre a una calle para llamarla Sor Ángela de la Cruz cuando aún la santa estaba de cuerpo presente?¿Tú no sabes que en Huelva más de la mitad de las medallas de la ciudad concedidas a imágenes religiosas fueron aprobadas por alcaldes socialistas? ¿Es que no vas a aprender nunca? Así te va, que no vas a llegar a ser ni presidente de tu comunidad de vecinos, que así tienes a tu partido, que en vez de Izquierda Unida es la Izquierda Hundida. Mira, camarada, yo de ti probaba a darle a San Isidro, Patrón de Madrid, la medalla de la ciudad, o de la villa, o de lo que sea, verás el rédito que te da, no seas tonto, ¿no está ahí San Antonio Abad, patrón de Trigueros, en la provincia de Huelva, afiliado con carné a la UGT? ¿No sale el muy susanista Mario Jiménez, portavoz del gobierno andaluz, Psoe en esencia, en estado puro, de costalero en la hermandad más seria, más silente, más de ruan negro que hay en el mundo? ¿Qué tendrá que ver eso con la religión? ¿No felicita tu amigo Pedro Sánchez, el redivivo y flamante secretario general de la Pesoe el Ramadán a los musulmanes y se calla como una puerta cuando llega la Cuaresma, y ha ganado las primarias, churrita mía? Además, no temas que te puedan tachar de comnivencia con la Iglesia Católica, ¿no ves que ya hay muchos cofrades que no creen en Dios y con gestos como estos promovidos por Podemos ayudan a secularizar aún más a las hermandades? Tú échame cuenta a mí, hazme caso, y déjame que yo sé lo que me hago... Si hasta Alfonso Guerra (se pronuncia Arfonzo), el henmano de su hermano siempre defendió a las cofradías sevillanas por encima de la Feria de Abril por más democráticas, más "der pueblo" y menos elitista que las casetas, nido de reaccionarios facciosos. Y además, la medalla que le voy a dar es la de oro, no voy a hacer como la Carmena, que con el chocheo que tiene le ha dado por regalarle a los jugadores del Real Madrid medallas de chocolate, yo el chocolate aquí me lo fumo, no me lo como, carajote. ¡Ah!, y dile a la novia de tu amigo Pablo Iglesias y a sus amigas que se guarde las tetas dentro del sostén y no se meen en las puertas de las iglesias hasta la próxima campaña electoral, hombre, que me espantan la clientela... No me vayáis a joder este momento de gloria, este pulso que le estoy ganando a la derechona de subirme al paso y poner sobre la Virgen del Rosario la Medalla de la Ciudad de Cádiz, que como todo salga bien, ya estoy promoviendo la coronación canónica de la Galeona en el momento en que el Juan Sebastián Elcano vuelva de su último viaje de instrucción. Como milagro al expediente de coronación voy a aportar el asistir al acto de recibimiento de los oficiales del Buque Insignia de la Armada Española duchaíto, de chaqueta y corbata y hasta afeitao, no como la última vez, que fui hecho un zahúrda...Así que Alberto, colega, no la vayamos a fastidiar...¿eh?

Cuando colgó el teléfono, el alcalde de la Cuna de la Libertad fue bajando de su despacho tocando con un bolígrafo (Bic, por supuesto) un tanguillo sobre la barandilla de la escalera del ayuntamiento al ritmo del tres por cuatro, cruzó la Plaza de San Juan de Dios y se dirigió a la iglesia de los Dominicos para preparar y cerrar el acto de imposición de la medalla de la ciudad a la patrona. Entre dientes iba cantando por alegrías, "que a Cai no le llaman Cai, que le llaman relicario, porque tiene por patrona y a la Virgen del Rosario..." No iba contento el Kichi ni ná...

Mientras, en Madrid, Alberto Garzón con cara circunspecta (con cara de tonto, vamos)desfondado en su sillón/poltrona sigue sin entender nada y dándole vueltas a la cabeza mirando la foto de Marxs (el comunista, no la marca de helados) que preside su despacho. Y lo que es peor, sigue sin saber cómo les explicará a sus compañeros y compañeras en el próximo comité del partido comunista la forma tan poco ortodoxa de ser de izquierda que tienen los andaluces y andaluzas, los compañeros y compañeras, los concejales y concejalas que tiene el Kichi , y lo que tiene que mandar la Chari en Cádiz, como el alcade de Podemos llama familiarmente a  la Virgen del Rosario, que venga de las manos de quien venga, se tiene más que merecida por querida y venerada y por derecho propio la Medalla de Oro de la Ciudad de Cádiz.

Y que le vendrá, sorprendentemente para muchos, de manos de un alcalde podemita. Arrepentidos lo quiere el Señor, pensará Ella.

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