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martes, 4 de marzo de 2014

LA MÁS SUBLIME SOLEDAD

 Hoy es Miércoles de Ceniza. Comienza la Cuaresma, la Santa Cuaresma. Tiempo de conversión , de reflexión, de meditación en silencio. Y eso es lo que este blog va hacer durante este tiempo, callar y pensar en la cercanía de la fiesta que da sentido a la vida del cofrade.

 Y para meditar, ¿qué mejor que mirarnos en la Virgen que parece meditar en silencio, en la Virgen de la Soledad, precisamente hoy que nos acerca su mano para que la besemos?

Con este artículo que aparece en el boletín de la Real Hermandad de Nuestra Señora en su Soledad quedamos emplazados para celebrar la Pascua Florida de Resurrección, motivo último y razón de nuestra Fe.
Hasta entonces, feliz y provechosa Cuaresma... 

Y aunque parezca una contradicción, gloriosa y feliz Semana Santa. A todos. 




Pocas imágenes habrán quedado tan imborrablemente grabadas en las retinas y en la memoria de los onubenses como la de la Virgen de la Soledad dispuesta en su paso para el Acto de Fe y posterior Procesión Magna, que malogró la lluvia. Pocas veces hemos visto tan sublimada la belleza de esta imagen, difícil tarea cuando siempre se nos muestra inmensamente hermosa.

Pero en este pasado mes de octubre, de agridulce recuerdo, los priostes de la hermandad dieron plenamente en la diana, acertaron de lleno a la hora de presentar  a la Virgen ante sus fieles, a los cofrades y al Pueblo de Dios en Huelva.

En esta ocasión, el Calvario del paso donde siempre se ha alzado esta portentosa imagen se transfiguró en altar, en figurado retablo dispuesto a itinerar. Sobre la peana de madera tallada y dorada, que más parecía un sucinto presbiterio para el altar de la Cruz, la Virgen se instituía sobre ella como la mesa propicia para el sacrificio. Sobre sus manos, patenas de nácar, una ofrenda de clavos y espinas; y su pañuelo, largo, inmenso, como su llanto. Sobre su pecho , la espada de plata flameante que hiere su Divino Corazón. 

No le faltaba ni le sobraba absolutamente nada. Su tocado entretejido con hilos antiguos y sabor de siglos, sabiamente plegado, ponían un sutil marco de tisú a la sublime belleza  de su rostro de marfil satinado, y con una toca tan transparente que matizaba el ébano rozado por el tiempo de su personalísimo manto, regio de castillos y leones , de granadas y de lises de Francia.

Las flores en las jarras que custodiaban a la Virgen y en el friso que ceñía el perímetro de la canastilla era una armoniosa locura de tonos morados, malvas y rosas que aportaba al paso una policromía que completaba una imagen de ensueño, que muchos queremos que se repita.

Viéndola de esta manera, tan renovadamente clásica, tan actualmente añeja, y como en la canción La Saeta de Serrat, el paso de la Soledad anda desde entonces pidiendo escaleras que completen, con el sudario y  la personalísimo detalle de la soga, tan de Ella, los elementos que arropan a la Cruz desnuda.

La Soledad volvió a demostrar que las cosas bien hechas le gusta a todo el mundo y crean afición, y devoción. Y que Huelva sabe apreciar la excelencia en las cofradías  a tenor de los comentarios unánimes, que mira que eso aquí es difícil, que causaba la visión del paso así presentado, hasta el acierto en el tono burdeos sanguino de los faldones.


Y es que esta hermandad de la Soledad, la que los mayores de la hermandad del Nazareno llamaban cariñosamente "La Chica", carne de nuestra carne, ha vuelto a demostrar que es capaz de reinventar un paso para la Virgen, porque nunca vimos una Soledad más sublime, y que ya no olvidaremos, como la Soledad que vimos en octubre por el Año de la Fe. La fe que ponemos en que vuelva a repetirse.

domingo, 2 de marzo de 2014

LO QUE SÍ; LO QUE NO

A modo de las célebres "pirindolas" de la página web Huelva Cofrade, y como sencillo homenaje hacia ella ahora que celebramos el décimo aniversario de su feliz irrupción en la Red de Redes (no se pierdan la excelente exposición de fotos en la Casa Colón), vamos a soñar con la Semana Santa que se acerca.

Hoy,  a las puertas de una nueva Cuaresma, cuando la espera  acaba y todo empieza; cuando el tiempo se precipita ya hacia los días deseados, cuando ya todo gira en torno a los sueños de cualquier cofrade, vamos a hacer una protestación de fe, una sencilla y sincera declaración de buenas intenciones de lo que queremos que sea esta fiesta, sagrada, pero fiesta al fin y al cabo; para que volvamos a reencontrarnos, cuando llegue, con la Semana Santa de siempre, sin deformaciones, con el lógico tributo al paso del tiempo y con las mejoras que la dedicación y el trabajo del cofrade aporta año tras año, perfeccionando, completando,  a su hermandad y por tanto enriqueciendo a la Semana Santa total.

Por eso, comenzamos, como en las protestaciones de fe en las funciones principales de instituto de nuestras hermandades, en el Nombre de Dios omnipotente, uno en esencia y trino en sus divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo....

QUEREMOS:

*Que haga calor, mucho calor; tanto, que tengamos que buscar la sombra en la solana de la Plaza de San Pedro esperando la salida de la Borriquita; que los cirios se doblen en el cuadril de los nazarenos y que para ir a ver las recogidas solo tengamos que ir a casa a buscar un chaleco, pero finito, ¿eh?

*Que lo único que llueva durante tooooda la semana sean pétalos a los pasos de Virgen, y claveles enteros, si acaso, a los de Cristo, nunca pétalos, que no parezca que al monte del paso le hayan tirado un puñado de papelillos del último carnaval.

*Que el clamor se levante al paso de una cofradía popular, de barrio. Y que se oiga hasta el rodar de las lágrimas de emoción en las de silencio. Que se respete cada cosa en cada momento.

* Queremos el susurro, como de oración musitada, ante el crujido del ruán y la algarabía en el revuelo de una capa de raso o de terciopelo, parando, templando y mandando en la tarde, clara y alegre con adornos de alamares de sol.

*Queremos oir marchas, muchas marchas; pero alternando con silencios, porque nos gustaría saber cuándo termina una y empieza otra.

Queremos oir saetas, pero no queremos ver un festival de "Se llama copla" en un balcón. La mesura, la medida, debe seguir imperando en la Semana Santa.

*Quermos oir marchas nuevas, y también de las viejas. Todo cabe. Ni todos moros, ni todos cristianos; ni todas de esas nuevas de nombres retorcidos, ni todas de las de siempre; y si hay que abusar, mejor de las de siempre.

*Queremos escuchar las marchas de la banda, no las que silba el jartible de turno que desde que la marca la corneta, se apresura  a anunciar en voz alta el título, como si estuviera participando en "Ahora caigo". Callaíto se está más guapo.

*Queremos ver las imágenes bien vestidas, no disfrazadas para poner de manifiesto el virtuosismo de nadie. Para eso está la papiroflexia y la alta costura, y para jugar a las muñecas ya está el equipo de maquillaje de la Señorita Pepis.

*Queremos ver buenas chicotás, incluso largas si hiciera falta; pero no eternas. No hace falta esfuerzos titánicos, no hay nada que demostrar, ni ningún record que batir. Solo pasear en triunfo a Cristo y a su madre. ¿Nos parece poco?

*Queremos ver andar los pasos, con paso largo los de Cristo, sobre los pies en los de Virgen, y que el tiempo se pare en una revirá; que nos haga soñar, pero no dormirnos, queremos soñar despiertos, porque ver alejarse un  palio por su trasera es un sueño que se aleja.

*Queremos oir al capataz llamando a su cuadrilla para levantar el paso. Pero el pregón que lo dé el pregonero el Domingo de Pasión en el Gran Teatro. Manolo Santiago solo ha habido y habrá uno solo en la historia.

*Queremos ver buenos arreglos de flores, no una exposición de Interflora, que no queremos que los pasos se conviertan en un escaparate de Floralia 2014.

*Queremos ver cofradías tranquilamente en cualquier esquina, al pie de cualquier acera, en nuestro palco, queremos que los nenes y las nenas dejen de dar por culo; y a tenor de esto, ya que estamos y de camino, queremos recordar a los padres de estas criaturas que la Carrera Oficial no es una guardería y que sus calles se cierran al tráfico para que por ella puedan desfilar ordenadamente las cofradías, no para que sus campeones y princesas campen a sus anchas acosando a los nazarenos para que les den cera, estampas, o lo que haga falta, y corriendo y molestando entre las filas.

*Queremos horarios ajustados a los itinerarios, cofradías caminando con pulso, con ritmo y cadencia de paso , no la eternidad esperando en una esquina.

* Queremos que la Carrera Oficial no se convierta en un comedero de pipas, vamos, en un pipódromo, que el ruidito de las pipas devoradas con inusitada fruición también rompen el silencio, y cuyas cáscaras escupidas con virulencia ensucian la carrera y contaminan. Las alfombras de semillas en el suelo son más propias del Corpus, y de otras latitudes. A comer, a los bares...O a casa.

*Queremos oir los vivas salidos del corazón, no coreografías repetitivas; piropos espontáneos, no una clac de teatro, no queremos ver emociones de plástico, ya ensayadas, delante del paso. Y no habrá que recordar que el último tramo de una cofradía es el de los ciriales, no el de los fotógrafos... Y ahí quedó, las tres patas del trípode al suelo por igual....

*Queremos que estos cuarenta y pocos días que nos separan de la Gloria, sean otros tantos propósitos de acercamiento a Cristo, a través de la mediación de la Virgen. Queremos los cultos llenos, largas filas en la protestaciones de Fe. Pero también queremos prestes detrás de los pasos.

*Queremos un Jueves Santo azul,  pleno de mantillas y sagrarios.

*Y queremos la ciudad vestida de fiesta, con colgaduras en sus balcones, tomada sus calles por la gente, ríos de gente al encuentro de las cofradías, y los bares llenos, y que al camión de las hamburguesas que ponen en Pablo Rada se les funda las luces, y las heladerías abiertas, y al tío del coqui con su bandeja que no dé a basto y olor a calentitos y a aguardiente una mañana del Viernes Santo que deseamos luminosa, como las de casi siempre.

*Y queremos emocionarnos con lo de siempre; pero dejando una rendija abierta a la sorpresa, a nuevas emociones, una Semana Santa menos reglada, más dispuesta al asombro de lo nuevo, siempre que esté bien hecho.

*Y por fin queremos... queremos que llegue ya.


Esta es nuestra fe, esta es la fe de una ciudad que nunca luce más radiante, más viva, más abierta, y que es mucha más Huelva cuando llega la Semana Santa. No te la pierdas.