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jueves, 30 de mayo de 2013

VENID ADORADORES, ADOREMOS

El próximo domingo celebraremos una de las mayores solemnidades de la Iglesia Católica: La Conmemoración del Cuerpo y la Sangre de  Nuestro Señor Jesucristo, el Corpus Christi. 



Tras la misa de Pontifical, el Santísimo Sacramento saldrá en la única procesión de obligada asistencia de cuantas se suceden a lo largo del calendario litúrgico. Y aún así, a nadie se le escapa que esta procesión languidece en la misma proporción que aumenta la asistencia a las de Semana Santa. A la vista está que no termina de contar con la masiva participación que su carácter e importancia merecen. ¿Por qué si esta es, si debe ser, la procesión más importante con la Real presencia de Jesús Sacramentado no se llena las calles a su paso? Algo estaremos haciendo mal. 



Siempre que se aborda esta cuestión se alegan, sin mucho convencimiento, excusas tan peregrinas como lo inadecuado de su celebración en domingo, la climatología, la cercanía de las playas, el verano…Igual de cerca están las playas y el mismo o más calor hace para la bajada y las procesiones de la Virgen de la Cinta y la ciudad acude masivamente, dentro de la decadencia general que se aprecia últimamente en este tipo de actos religiosos, pero todavía masivamente.



Estas circunstancias podrán influir, pero no es la causa principal de la desmotivación existente. El verdadero motivo es la falta de conocimiento de lo que la Sagrada Eucaristía significa, de la falta de conciencia de lo que Dios supone en nuestras vidas. O al revés; esta situación define bien a las claras lo que la Religión supone para nosotros.



Por un lado, las cofradías, por costumbre, solo se han preocupado de llevar una digna representación que a veces no alcanza ni a sus juntas de gobierno, no hemos sabido transmitir al resto de la nómina de hermanos que la Eucaristía debe suponer el centro de nuestra vida cristiana. Pero por otro lado, sin la participación de las hermandades y cofradías, ¿qué sería de la procesión? ¿Quién acompañaría a la Custodia? Porque el pueblo fiel que se sitúa detrás del paso también es cada día más escaso. Si a esto le añadimos el poco interés de parte de los responsables parroquiales por animar  a los fieles a asistir al Corpus tendríamos las causas principales, que no las únicas, de esta decadencia. Si se están celebrando misas con el Señor en la calle, ¿cómo se va a facilitar la concurrencia a la procesión, incluso la propia participación del clero?



Y la solución, como a veces se oye decir, no pasa por llenar la procesión de pasitos (aunque su inclusión en el cortejo tampoco perjudicaría a nadie). La solución es mucho más compleja. El problema es más profundo, mucho más preocupante, es el vivo reflejo de la falta de creencia en Dios de esta sociedad, de su progresivo alejamiento de la Religión, de sus preceptos, de sus mandamientos. Un pueblo que engalana con profusión balcones , fachadas y edificios enteros por un triunfo deportivo, luego no es capaz de adornarlos al paso del Triunfo de la Eucaristía, como avergonzado de su condición de católico. Con que solo los creyentes exteriorizáramos nuestra reverencia al  paso de la Sagrada Forma engalanando nuestros balcones bastaría. Pero ni eso.



Y es que no se puede amar lo que no se conoce. ¿Cuántos jóvenes han asistido alguna vez a la Exposición de Su Divina Majestad? Con suerte, si son cofrades, alguna vez con ocasión de los cultos de regla de su hermandad. Aquí es dónde las cofradías pueden desempeñar un papel fundamental, transmitiendo a las nuevas generaciones la devoción a la Eucaristía, con el indudable poder de atracción que ejercen sobre la juventud. Y con las cofradías, los colegios religiosos y cualquier asociación de la Iglesia.



Claro está que esto sería posible si Dios no quedara desdibujado, como perdido entre otros elementos sin ninguna importancia que a veces ahogan la verdadera misión de una cofradía. ¿Cuántas veces confundimos la innegable y legítima belleza de un altar de cultos con el verdadero quinario que es el culto sagrado? ¿Cuántas veces llamamos solemnidad a una sobrecarga, tantas veces huecas, de actos, rosario, letanías, misa, exposición, salve y hasta imposición de medallas en una misma tarde? ¿Se preparan bien los acólitos, saben lo que significa su misión en el altar? ¿Vivimos con unción estos cultos o estamos deseando que acaben para cuanto antes empezar a montar los pasos? Y ni que decir tiene que esto sería imposible sin la colaboración de ministros consagrados que propicien el conocimiento de la devoción  al Santísimo con todo el culto tradicional que ello conlleva. ¿Sabrían cantar los jóvenes el Tantum Ergo? ¿Sabrían decir qué es una bendición y una reserva solemnes? Pero si nadie les enseña nunca lo sabrán.



El próximo domingo oiremos insistentemente en el Himno Eucarístico la expresión Dios está aquí. Ojalá lo dijéramos convencidos, demostrando que lo creemos, exteriorizando esa Verdad. Si somos capaces de transmitir esa creencia, sobre todo a los más jóvenes, en poco tiempo al volver a cantar Venid adoradores, adoremos, seremos más los que acudamos a esa llamada. El inmenso Amor hecho Pan Consagrado nunca nos abandonará, ni la protección  maternal de la Virgen, Nuestra Señora. En Ellos confiamos.

Nota: Este artículo no es nuevo, ya se publicó hace justamente dos años en esta misma página. Por este artículo un grupo de amigos, uno de ellos ya en la Gloria, me animó a que continuara con este blog. Por eso lo vuelvo a publicar, por eso y porque sigo opinando lo mismo de la procesión del Corpus dos años después.

jueves, 23 de mayo de 2013

ESPERPENTOS DE MAYO

Tengo para mí que en Huelva nunca hubo tradición de cruces de mayo,  o al menos como se celebran ahora. Lo que fuera cosas de chiquillos que jugaban a sacar pasos como secuela de la semana santa que acababa de pasar, hoy se ha "cofradierizado" ridículamente. Antes, un tabal de frutas de la tienda del padre de un amigo puesto boca abajo, una cruz de madera encima y un monte de flores cogidas de las bardas de las casas del Conquero (¿verdad, Manolo Cascales; a que sí, Manolo Díaz; o no es así, Paco Lomba?) era todo, como lo que era: un juego de niños. Lo que se ve actualmente por nuestras calles cada vez que llega mayo es un auténtico esperpento, y lamento sinceramente si alguien se siente ofendido, pero esto es lo que siento.

No pongo en pie dónde está el origen de este anual despropósito, solo sé que hace algún tiempo, en un momento determinado y de la noche a la mañana, en cada barrio de la ciudad apareció construida una capillita  de dudoso gusto arquitectónico y en los sitios más inverosímiles (indispensable que estuviera alicatada con azulejos de cuarto de baño) donde supuestamente se veneraba una cruz, y que se mostraba como un logro del presidente de la asociación de vecinos que se la "había sacado" al alcalde de turno. Y como tantas otras cosas, la forma de celebrarse aquí las cruces es una importación deformada de las celebraciones de las cruces de mayo de otros sitios. Y me refiero en concreto a esa procesión de pasos de cruces de mayo.

La forma de venerar a la Santa Cruz, tan fervorosa en tantos lugares de la provincia, especialmente en los pueblos del Condado, es traída a la capital desposeída de cualquier unción religiosa, paganizada, excusa para que algunos zangalones "maten el gusanillo" sacando pasos , o para que algún prioste frustrado dé rienda suelta a los conocimientos que no le dejan demostrar en su hermandad donde cualquier horterada puede tener su sitio.

Dije esperpento y dije poco viendo el desfile de cruces por la Gran Vía convertida en carrerita oficial con todos sus avíos, en su tiempo hasta con sillas y todo, con pasos que no llevan música chupando rueda de los que sí llevan bandas; con cruces vueltas al ayuntamiento haciéndole reverencias a un balcón vacío; o delante de la fuente de la Plaza de las Monjas a la cruz madrina, lo que equivaldría al palco del Consejo; con pretendidas juntas de gobierno en las presidencias vestidos de cortos ellos y de gitanas ellas (qué nivel, Maribel), con más años que el tejao de la Coscona, más que Carracuca, llevando como varas el riel de una cortina (literalmente); con pasos llenos de angelitos de Pepita Riera, o pintados en los cursos de trabajos manuales en la muy subvencionada asociación de vecinos....¿Es o no esperpéntico? ¿Es o no es de vergüenza ajena una ciudad patas arriba para que las cruces emulen una semana santa cateta con palmoteos de sevillanas ? Como aquella cruz de mayo que al ir a cumplimentar a la Virgen de la Cinta no se les ocurre otra letra más adecuada que cantarle en el altar mayor aquella tan fina de "qué verde está el trigo, qué verde el limón, cuando estoy contigo haciendo el amor". La mar de adecuadas, ¿no creen ustedes? Pero mientras haya quienes les alienten desde la política, cediendo al chantaje de las AAVV y ofrezcan pan y circo a los barrios, y encima haya hermandades que las fomenten y las reciban con guion y todo..... Cada cual tiene derecho a celebrar las cosas como quieran, ¿pero es necesario esa pantomima de pseudo procesión religiosa, de este sambódromo crucero? ¿No es posible dejar a la cruz quietecita y hartarse de cerveza y habas enzapatás y de bailotear sevillanas en las verbenas de cada barrio, como al parecer sí que hubo tradición antaño?


 Aquí lo que hacemos es simple y llanamente jugar a los pasitos, cuando quienes verdaderamente deberían hacerlo serían en todo caso nuestros hijos o nuestros nietos, y jugar con un símbolo sagrado. ¿Que va contra la fe?, pues no; ¿contra la doctrina?, no creo; ¿contra las costumbres de la Iglesia? pues tampoco me parece.....Contra lo que  sí que va es contra el buen gusto, contra cualquier tradición que pudiera haber habido en su tiempo y contra la personalidad  de una ciudad que tiene el norte perdido en muchas cosas, pero que en esta de la cruces de mayo creo que se lleva la palma, vamos la Palma y Villarrasa, Bonares, Rociana, Bollullos y el Berrocal, donde sí que se celebran las cruces como sus seculares tradiciones mandan, con dignidad de cofradías grandes.  Y es que en cosas como estas, como en otras tantas, en Huelva, no tenemos solución. ¿Qué se le va a hacer? Otras cosas peores.....

miércoles, 15 de mayo de 2013

PASTORA QUE TE VAS DE ALMONTE...




Como si fuera una sevillana antagónica a la que oíamos cantar hace nueve meses: "Pastora que vas a Almonte, yo quiero verte la cara..."; como en el negativo  de una emoción vivida una noche de agosto que sentimos ya tan lejana, aunque a Almonte, en realidad, le parezca que fuera ayer; como si la villa despertara de un sueño que no se le volverá a presentar hasta dentro de siete años, a los almonteños, con la Virgen, también se les va el corazón.

Y cuando el ocaso se fundía con la noche y las luces de la plaza que lleva su nombre tomaban vida blanqueando el espacio, azuleando las cales de las fachadas, la vi salir de la iglesia en un temblor de amapolas, tirabuzones y flecos de oro de una esclavina bordada. Anunciaban que venía las salvas de escopetas que agitaba con sus golpes de pólvora, como golpes de incienso es una postrera salve de despedida, un cielo blanco de flores de papel que cubría su camino.

 Salió con prisas para no tener prisas. Apareció diligente y dispuesta, pero como para no querer marcharse. Surgió por la puerta de la parroquia atravesando el velo violeta de un celaje de gasa rosa donde los últimos rayos de sol ante su presencia solo pudo declinar. Vino hacia nosotros alta, señorial, con porte de reina de leyenda, hermosa, solemne, altiva y cercana a la misma vez, con una belleza amplia, sin limitaciones de un rostrillo (poco marco para belleza tan grande), con un aire de imponente majestad de la que solo la Virgen del Rocío puede hacer gala, de Princesa Celestial, de Sagrada Reina Universal.

Traía en su divino rostro brillos y reflejos de luna, en una noche sin luna. Y su mirada transparente  y escrutadora, como queriendo retener en sus pupilas cada uno de los rincones y de la gente de su pueblo para meditarlos, como en los Evangelios, en su corazón, hasta que quiera regresar dentro de siete años; o cuando Ella disponga.

La noche se nos presentó cálida de fuego y humo de escopetas, atronadora de vivas, aromada de pétalos y sonora de salves. En la apretura del gentío la Patrona de Almonte iba y venía, andaba y desandaba su camino. Presentaba sus perfiles, inclinaba su blanca belleza de nácar, se mecía sobre un mar que mide su profundidad en brazadas de los brazos que la llevan, noche sonora, estruendosa......Y de profundo silencio en el preciso instante, justo en el momento que coincide tu mirada con la suya. Porque cuando la Blanca Paloma te mira ya no hay sentidos que valgan que no sean para Ella. Y a pesar de encontrarte en mitad de una multitud,  parece que estés solo la Virgen y tú. Nada existe ya a tu alrededor. El gentío parece deshacerse como por encantamiento. Nada se oye, solo tu interior que queda al descubierto cuando la Virgen te mira. Solo cuando tiran de Ella y se aleja de ti, puedes recobrar los sentidos.

Ya se va perdiendo arco tras arco por un túnel de papel picado que parece amarillear de golpe cuando la Virgen se aleja. De espaldas, a lo lejos, en cada zigzag de los pliegues de su polisón, parece llevarse escondidas las plegarias y los rezos. El lazo blanco de su sombrero de copa alta es un adiós de pañuelos que quisiera atarnos a todos en su regazo de Madre, a los que la quieren y a los que no, seguro que más a los que no.

Y qué desazón en el aire de su pueblo cuando la Pastora vuelve a la marisma.  Las agujas góticas de la mejor catedral levantada en su honor, hasta hacía unos instantes cálida y acogedora, parece volverse de hielo y Almonte entero se cubre de frío.  Un manto de silencio cubre al pueblo cuando es ocultado el divino rostro de su Dueña en el Chaparral. Todo pasó. El ritmo de los latidos del corazón almonteño, hasta ayer mismo alegre y rítmico como los golpes de un  tamboril, desciende conforme se aleja la Virgen. La melancolía todo lo invade.

Pero poco durará. El Rocío, como cosa de Dios, de inspiración divina, está tan bien planeado, que para que en Almonte vuelva a renacer la ilusión se celebra la romería en apenas una semana, para que el comienzo de una nueva cuenta atrás de siete años se inicie, de nuevo, con la Virgen del Rocío a hombros de su pueblo, y después de ese tiempo podamos volver a escuchar al derecho esa vieja letra de la sevillana: "Pastora que vas a Almonte yo quiero verte la cara..."


jueves, 9 de mayo de 2013

EN POCAS PALABRAS: UN TESORO



Veinte frases, solo veinte frases le ha bastado al papa Francisco  para proclamar lo que son y lo que deben ser las cofradías. Lo hizo en su homilía pronunciada en la misa de clausura de la Jornada de las Cofradías y  de la Piedad Popular celebrada en Roma el pasado domingo, cinco de mayo. Los cofrades devanándonos los sesos y  llega S.S. El Papa con la sencillez de la que hace gala desde que accedió a la Santa Sede, y proclama en voz alta lo que somos, lo que debemos ser los cofrades en la Iglesia. Ya quisieran muchos pregoneros exaltar y alabar a las cofradías como lo hizo el papa el domingo de la Ascensión del Señor desde el mismísimo centro de la Cristiandad, desde la Plaza de San Pedro de El Vaticano. Yo no recuerdo un panegírico mejor ni exaltación más elocuente.  Y cada frase daría para un libro, para un tratado de teología, pero a ras de suelo, a nuestra altura.

Los cofrades perdidos en circunloquios y ha tenido que ser el papa quien nos ponga en nuestro sitio. Y vaya sitio en el que nos ha puesto. Se abrió de capa diciendo que estamos asistiendo a un verdadero redescubrimiento del valor de las cofradías, aunque algunos todavía no lo sepan, o no lo quieran ver, y nos sigan tratando como cristianos de segunda o tercera. Habló de que la Iglesia quiere y necesita a las cofradías como piedras vivas, que a lo largo de la historia han sido fragua de santidad; y sin embargo todavía en la diócesis hay quienes les encantaría que desapareciéramos, a lo mejor porque es más cómodo que no existamos a tener que arar en este campo, que bien trabajado daría frutos insospechados. Dio el Santo Padre legitimidad a nuestra forma de vivir la fe, sintiéndonos siempre parte de la Iglesia de pleno derecho, y resaltó la importancia de la piedad popular, de la que las cofradías son uno de los más claros exponentes, como lazo de unión entre la fe y la cultura de los pueblos otorgándole un papel indispensable para mantenerlas fundidas en la sociedad, y ponderó el incuestionable carácter evangelizador  de las hermandades. En definitiva y en pocas palabras no tuvo reparo en decir literalmente que: "Las cofradías son un tesoro para la Iglesia".

Pero también nos enseñó el pico de la muleta para llamar nuestra atención y para que mantengamos el rumbo fijo. Nos llamó a reforzar nuestra fe, a una mayor y mejor formación, a la oración personal, a cuidar la liturgia, a transmitir el Mensaje  con nuestros símbolos que entran por los sentidos, con los afectos, con nuestros ritos.... Pero para eso necesitaríamos quienes nos guiara, quienes nos ayudara, y quienes no nos vieran como enemigos.

El papa Francisco nos reta a ser evangelizadores, misioneros en nuestro tiempo, con el poder que tenemos los cofrades para entusiasmar, para contagiar a los que nos rodean la fe de la Iglesia con nuestras manifestaciones externas, de indudable e insuperable atractivo "para la gentes, para los sencillos"

Pero hay un aspecto donde el papa hace especial hincapié, como con preocupación, y es en la falta de eclesialidad. Mira si nos conocerá bien que dijo que "los problemas de la vida se superan dentro de la Iglesia". Porque ¿cuántas veces los problemas cotidianos, los desencuentros de  las  cofradías se han intentado solucionar fuera de nuestro ámbito natural que debería ser la propia hermandad, en el seno de la Iglesia, arrastrando el nombre de las cofradías por foros inadecuados,  queriéndolas juzgar con criterios políticos y sociales más que religiosos, exponiendo las vergüenzas de las cofradías para regocijo de nuestros enemigos, de dentro y de fuera, como correspondería a instituciones donde debería imperar la fraternidad, la corrección entre hermanos? Pero volvemos a lo mismo, siempre que haya voluntad también por parte de nuestros pastores. Porque sigue pareciéndome increíble que nuestra diócesis sea la única, repito, la única de Andalucía que no haya celebrado el Año de la Fe con algún acto extraordinario protagonizado por las hermandades y cofradías. Algo falla aquí, ¿o no es falta de eclesialidad la poca presencia de cofradías españolas en este congreso, o la escasa repercusión que ha tenido este acontecimiento en los medios de comunicación, ni siquiera en la prensa "morada" ni en las redes sociales? (pero nos tienen informados del hilo al pabilo de cosas tan trascendentales como que ya los capataces tienen los cuadrantes para el año que viene. Y no lo digo por los capataces, que están en su obligación de hacerlos, sino en que la prensa le da un relieve que no creo que tenga, o informarnos del color del manto que llevará determinada imagen de la Virgen en su salida extraordinaria).

Y termina el papa pidiéndonos que en todo momento las cofradías acudan a Cristo, qué discernamos qué es lo esencial y qué lo superfluo, recordando aquel "despojarnos del polvo del camino" de Juan Pablo II. Acabó su homilía con el gráfico simbolismo de comparar una procesión con el camino de la Iglesia hacia la Gloria, nuestro fin, como desde ya mismo harán muchas hermandades que se pondrán en camino hasta llegar a la gloria de una aldea rodeada de marismas.

Porque esto lo decía  Su Santidad el pasado domingo, precisamente cuando la Virgen del Rocío, máxima expresión en Andalucía de devoción popular, era paseada a hombros de su pueblo por las calles de Almonte, y no me cabe duda que  el Papa Francisco hablaba inspirado por el mismo Espíritu de la Paloma que cubre con su gracia a la Virgen desde el gloria de su palio. Como el primer Pentecostés.

Solo hace falta que escuchemos, y pongamos en práctica, esas veinte frases del Papa. 

jueves, 2 de mayo de 2013

MI JESSICA HACE LA COMUNIÓN


La casa de la Paqui es una locura. Hay un trasiego trepidante. Hay tal actividad en esa casa que como siga así, la Paqui va a vení a caé mala. No creo que en el Palacio de la Zarzuela se formara tanto cuando S.S.M.M. Los Reyes lograron casar a los niños, perdón, a sus Altezas Reales. No creo yo que hubiera tantas perchas con tantos trajes colgando de tantas lámparas, y mira que en un palacio real por narices tiene que haber lámparas... Pues ni sombra para la que tiene liá la Paqui, que tiene el comedor como el camerino de la Pantoja. Pero claro, es que todos los días no hace la primera comunión su Jessi, y eso hay que celebrarlo por tó lo alto. Por eso está la pobre que no para.

Y es que es lo que dice ella y de lo que se queja tan amargamente la Paqui, de lo solita que está en el Mundo pa tó desde que se separó del Antonio, presuntamente, más borracho que Ortega Cano, y que desde que cogió el pendil y la media manta no ha querido saber nada de la hija, y encima ahora se quiere presentar en el convite de la comunión con la golfanta esa que tiene por novia. Y eso pone de los nervios a cualquiera, así está la madre de la Jessi , hartita de Prozac y Lexatín (0'50 grs).

Como digo esa casa es un no parar con los preparativos. Y menos mal que ya tienen muchas cosas adelantadas. Hace más de un mes que puso la lista de regalos en el refino de Amparito, allí al lado de casa, y en el Corte Inglés, a ver si hay suerte y consigue el viaje a Disney, que tanta ilu le hace a la criaturita. Ya tiene todo bastante controlado. Sin ir más lejos, el otro día, en horas de colegio, a la Jessica le hicieron en el parque el reportaje de fotos, un Book, creo que le dicen ahora. Era para ver a la niña posando, mirando a la cámara, poniendo posturitas, mojándose los labios... y lo que costó el peinado de la peluquería, con su cascada de rizos hasta la cintura, y la prueba del maquillaje flojito que le pusieron a la niña, que también costó lo suyo.

 Menos mal que el vestido de comunión se lo hizo Robertito, un vecino de puerta con puerta que es estilista, a punto de romper en modisto de pasarela. Se lo hizo en blanco roto (como los huevos estallados en Madrid), en seda salvaje, ceñido con una gasa color champagne que ha sido un auténtico es-cán-da-lo en el barrio, y con su cuellecito palabra de honor. Palabra de honor que la Jessi iba hecha un cromo, de esos de dos caras, de los antiguos. No le faltaba un detalle: sus guantes de maya caladitos, una diadema, que más parecía la tiara de pedida de una princesa rusa, o de una boda gitana; y lazos, un montón de lazos. Y la madre, orgullosísima, diciendo que su niña parecía una novia. Y tenía razón, entre lo aventajaíta que es la Jessi y a la edad que hacen ahora la comunión....

Y hay que ver el dineral que se le está yendo a la Paqui con la dichosa comunión. Pero no importa, está contentísima con todo, especialmente con el restaurante que ha encontrado para celebrarlo, la mar de apañaíto, sobre todo porque al lado tiene una explaná una hartá de grande para que los niños puedan expandirse, es decir, para que no den mucho por culo en la comida esos auténticos discípulos de Al-Qaeda. Que se coman el lomito con las patatas fritas (congeladas, por supuesto), que partan la tarta con el muñeco cabezón en lo alto y a juí a la explaná.

 Pero repito que están encantados con el restaurante. Cuatro entrantes, nada más y nada menos, podrán degustar los invitados, cuatro aperitivos a cual más originales, donde entre chocos fritos, y croquetas, descuella de modo singular uno compuesto de un dátil reliao con una tirita de beicon fritito. Original y exquisito. Luego de plato fuerte un bistec, fino como una oblea, a la jardinera, y de postre helado de barra al corte, de fresa y nata, ahí es ná. Aaaaaah, que ya se me olvidaba: y una caja de gambas así de grandes que ha regalado el padrino de la Jessi que trabaja en un saladero.

Pero, cuántos gastos. Gastos y más gastos que hacen que la Paqui no pare de quejarse. ¿Pues no que ahora la catequista les ha dicho que van a darle una limosna a la parroquia donde la niña va a hacer la primera comunión, y a la que tendrán que llevar en taxi porque no sabe ni por dónde cae, porque no ha ido nunca? Es que no hay derecho a que con tantos gastos como se está llevando la comunión ahora tengan que darle al saborío del cura veinte euros. Y para colmo, la malaje de la catequista ha puesto de pareja de la Jessi al Rubén, el niño más feo de toda la clase. Y eso no se le hace con su niña. La Paqui, con razón, está que trina.

Menos mal que para eso está ahí Matilde, la abuela de la niña, para arrimar lo que pueda de su exigua pensión a la comunión de la nieta. Aunque la pobre mujer anda un poquillo contrariada por la cara que le puso la joía niña, más desagradable que el escaparate de la ortopedia Bolaños, cuando le enseñó el regalo de comunión, una medallita en oro de la Virgen de la Cinta, con su cadenita y todo, porque su Jessi lo que quería era una Wii, una agenda electrónica, o una Table....Con una tabla le daría la abuela una soba de palos a la niña y a la madre de la niña. Y como los papás de la Jessi están separados y la niña maneja como nadie el chantaje emocional y sabe que los dos se pican por hacerle el mejor regalo, ha conseguido arrebañarle al padre un viaje a la Warner y a Madrid para ir a ver el Rey León, al que irá con la novia del padre y con los hijos de ella, el Rafita y el Oscar (se pronuncia elojca) que no hacen la comunión porque son adventistas del séptimo día, pero a los que le han hecho una fiesta de la primavera la mar de chula, con globos, regalos y tarta, no vaya a ser que los chiquillos cojan un trauma, y le han regalado el viaje.

Pero la Paqui está requetefeliz con lo bien que ha salido, después de todo,  la primera comunión de de su niña, prisssssiossoooooo, si la escucháramos al otro día contárselo a sus vecinas, porque dónde iba a parar con la comunión de Carmelita, la del quinto, que llevaba un vestidito normal y que lo celebraron solo con la familia, vamos, que solo faltaba que le hubieran hecho a la Carmelita las fotos anca Paco Monís. Por Dios qué cosa más antigua, decía la Paqui dándose palmadas en el muslo meaíta de risa: ¡¡¡Vamohhhh, con lo moníííííísima que iba mi Jessi !!!  ¿Y el lujo del convite.....?
Aunque todo, lo que se dice todo, no salió tan bien, pero eso no lo cuenta la zorrona de la Paqui. Y es que resulta que a los postres, en el convite, Antonio abusó un poquillo del champán ese que ponen de nombre absolutamente desconocido y al pobre hombre le sentó mal, y le dio por meterle mano a todo lo que se moviera y llevara faldas, y acabó a trompazos con un hermano de la Paqui. Aunque hubiera sido mucho peor si hubieran contratado a unos payasos.....O se hubiera presentado de "improviso" la tuna. No sé yo qué hubiera sido peor.....

Ya su niña ha hecho la comunión, la primera y con casi toda seguridad, también la última. Pero la Paqui, que no para quieta un momento, ya está pensando en que si esto ha sido la comunión, ¿qué no será esa boda de la Jessi? Y ya está cogiendo ideas.

Nota del autor: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Y que al autor se la ha ido un poco la mano exagerando; pero mu poquillo, mu poquillo...