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martes, 24 de diciembre de 2013

GRIETAS EN MI MURO

Nunca pude imaginar que este blog dedicado a la Semana Santa pudiera tener tantos seguidores. Jamás sospeché que a través de esta página pudiera encontrar tantos amigos y de tantos y tan diversos lugares. Pero tampoco pude prever crearme tantos enemigos.

Cuando con casi un absoluto desconocimiento de este medio, Internet, me aventuré a escribir semanalmente sobre nuestras cofradías, advertí, y así está escrito en la entradilla debajo del título de El Muro de mis Lamentaciones, que solo se trata de opiniones personales, pensamientos en voz alta, reflexiones que nunca han intentado aleccionar a nadie, sin ánimo fiscalizador, y muchísimo menos herir intencionadamente con mis comentarios, quizás denunciar, no sé cómo llamarlo, situaciones hechos, modos, circunstancias, actitudes que creo sinceramente se apartan de lo que yo, repito que personalmente, opino de lo que me gustaría que fueran las cofradías.

Siempre he firmado con mi nombre y mis apellidos, y contra lo que muchos creen, no soy portavoz de ningún grupo de presión, ni de ningún colectivo cofrade, ni fedatario de lo que otros puedan opinar. Soy responsable solamente de lo que yo escribo, no de lo que otros opinen sobre lo que escribo. Ni vivo ni como de esto, ni busco la gloria de acumular muchos "me gusta" en el numerito rojo de mi Facebook, solo opino con el lejano deseo de mejorar lo que de siempre me ha apasionado y que me gustaría perfecto.

Me satisface ver cómo muchos cofrades, de aquí, de allá y de acuyá coincidimos en diagnosticar los males que aquejan hoy a la Semana Santa, somos muchos más de lo que ustedes puedan pensar los que opinamos lo mismo, los que creemos que es posible una Semama Santa mejor. Me siento feliz hablando y aprendiendo de esto, soñando esa Semana Santa ideal, no idílica, más sincera, menos desvirtuada, auténtica, sin devaluar, y sin que se nos olvide la primera razón de su existir: la religiosa.

Pero si esto va a ser la causa por la cual pueda resquebrajarse la amistad con uno, con solamente uno de mis amigos, de los auténticos amigos del corazón, a los que me unen unos lazos afectivos más fuerte incluso que los de la sangre, hasta aquí hemos llegado, ni una más, Santo Tomás. Se acabó.

Por más que me alaguen las casi dieciocho mil visitas en el blog; por mucho que me agrade coincidir en mis opiniones con cofrades, sacerdotes, periodistas, con personas a las que tengo admiración y respeto y considero modelos en este al parecer tan difícil mundo cofrade; por más que humildemente crea tener razón en mis postulados, nada, absolutamente nada de esto valdría la pena si perdiera el aprecio y el afecto de cofrades de verdad que puedan haberse sentido ofendidos con mis palabras.

De los que me tachan de iluminado, engreído o creen que me considero por encima del bien y del mal, me importa un bledo perder su consideración, yo tampoco se las tengo a ellos. Además, aquí ya nos conocemos todos y cuando quieran tiramos de currículums, estos no me preocupan. Los otros, sí. Ninguna hermandad, ni la Semana Santa entera vale lo que una amistad, precisamente se debe basar en ella y en el culto a Dios, para empezar.

Por eso tengo la sensación de que en este muro han empezado a aparecer fisuras por donde se cuela la humedad de la desconfianza y el recelo que nunca quise provocar y quizá sea momento, ahora que el año termina, de plantearme tranquilamente si merece la pena seguir, o desconectarlo. El tiempo dirá si se restaura, si se blanquea con una buena mano de cal y hacemos borrón y cuenta nueva y se vuelve a activar. Lo que sí tengo seguro es que antes de perder a uno solo de mis amigos, de mis hermanos cofrades, lo dejo caer, que se arruine y que le vayan dando mucho por saco al muro. No tengo ninguna necesidad de provocar malestar ni de sufrirlo por malas interpretaciones o porque alguien erróneamente se haya sentido aludido con alguna crítica. También es verdad que hay gente más que susceptibles y que ven fantasmas donde no los hay

No puedo ni sé vivir apagando fuegos ni dando explicaciones por más razón que crea tener. Antes de hacer daño a las cofradías es preferible batirse en retirada, que dicen que a tiempo, es una victoria.

Pidiendo de todo corazón y humildemente perdón si en algo pude ofender, aprovecho para desearos unas muy felices Pascuas de la Navidad y un próspero y venturoso año nuevo lleno de Esperanza y de la bendición de Jesús Nazareno.... Y con las bajas presiones lejos de nuestros cielos en Semana Santa. A  ver si puede ser. Un abrazo sincero.

jueves, 19 de diciembre de 2013

ROCÍO Y ESPERANZA

¿Se acuerdan ustedes de aquel poema del recordado Padre D. Ramón Cué que decía "ayer por Triana pasé / y fui a  verte Madre mía / tres años largos hacía / que sin tus ojos vivía / entré, te vi y te encontré / más bonita cada día? Pues algo similar me ocurrió ayer cuando como cada año fui hasta su templo para besar la mano de la Virgen del Rocío y Esperanza: entré, la vi y la encontré, más bonita cada día.

Ayer, festividad de la Expectación de la Virgen, pude comprobar que es verdad eso que se dice de que el tiempo también talla, y con los buriles de la memoria, ese tiempo que en Ella nunca ha hecho mella, ha ido perfilando minuto a minuto, día a día, la blanca belleza de efigie griega, traslúcida, como del más  exquisito y raro mármol, de la Virgen del Rocío y Esperanza, que desde que surgiera de pronto en nuestras vidas una tarde de enero de no importa ya cuántos años, no ha hecho más que aumentar su hermosura.

Del color de su semblante de porcelana, tan imposible de definir que ni en Sèvres, ni en Limoges, ni siquiera en la Cartuja serían capaces de igualar, surge el fuego de su portentosa mirada, que no quema... Pero tan difícil de sostener. No hay mirada tan penetrante, ni tan inquisidora, ni al mismo tiempo tan amorosa como la de esta Torre de Marfil, como la de este erguido faro cuya luz, emanada de sus ojos, alumbra el devenir y el camino de la hermandad del Calvario. Su rostro, de un dolor limpio y sin almibarar, desgarrado y directo, con pátina de luna , con veladuras de nácar, trasciende de cánones blandos y al uso, no apto para cofrades principiantes, y nos presenta el esplendor de su belleza sin retorcimientos en una radiante madurez. Lirio de alabastro modelado con cinceles de besos. Ancla de sal. Franciscana ternura.

¿Y el portento de sus manos? Patenas de loza que parecen esperar que sobre ellas se posen las gotas de rocío que florecen en su llanto, como gotas de cera sobre los pétalos de una rosa de cera rizada, hermosa e inmensamente abierta. Palomas de cal con alas de espuma.

Y es verdad que el tiempo ha bruñido su belleza porque el tiempo en la hermandad del Calvario es un valor en sí mismo. Aquí los años se traducen en décadas. Una hermandad, joventodavía, ha logrado con la dedicación y entrega de sus hermanos más que muchas otras que cuentan su historia por siglos. Por eso han sabido rodear de detalles, de pequeños - grandes detalles, unas veces bordados en oro, otras, primores de joyería, los mejores tejidos, la más hermosa orfebrería, para que dispuestos por las prodigiosas manos de quién la viste, nos ofrezcan cada preludio de la Navidad  la belleza de esta Señora del Adviento, de esta Reina de Pentecostés y podamos en su cercanía y al besar su mano empaparnos con su Rocío y llenarnos de su Esperanza, en un templo, en una capilla convertida por unos días en el regio palacio donde habita la belleza y la mejor estética cofrade.  

Por eso a mí me pasa en la calle del Calvario en Huelva, como le pasaba al Padre Cué en la calle Pureza de Sevilla, que cada vez que paso y entro en su capilla veo más bonita cada día a la Virgen silente del Lunes Santo, a este Arca de Oro donde Huelva sabe que se guarda el tesoro de su Rocío y el de la más certera Esperanza.

 Regina Roris, Spes et Mater Nostra , ora pro nobis pecatoribus.

jueves, 12 de diciembre de 2013

PRÉSTAMOS

"Permita Undivé que te nombren mayordomo de una cofradía pobre". Con este maleficio respondía la gitana al señorito que le negó una limosna. Pero si lo que verdaderamente pretendía la vieja mujer era desearle al payo trincón lo peor de lo peor, le debería haber deseado que lo nombraran, no mayordomo, sino prioste de una cofradía pobre, porque eso sí que es tener malas entrañas. Pero prioste de cofradía pobre de los de antes, no de los de ahora, que esos sí que supieron lo que era auténtica necesidad.

Hasta hace solo un par de décadas nuestras hermandades han arrastrado las carencias de patrimonio causadas por la pérdida de sus enseres en la Guerra Civil, y esto unido a la decadencia y estrecheces económicas de los años sesenta hicieron que al renacer las cofradías con nuevos ímpetus los priostes se las vieran y se las desearan para cumplir dignamente con sus cometidos. Fueron años, los sesenta y setenta, de puentes en las candelerías, flores de plástico y velas eléctricas. Fueron tiempos de mantos de raso, de altares de cultos donde los priostes se las ingeniaban con cuatro docenas de claveles , un par de metros de tela de damasco, rojo por supuesto, como todo patrimonio. Años de que las imágenes no se movieran de sus altares para los cultos, cuatro velas y dos jarras y se acabó. Hoy los priostes tienen de todo. Y si no lo tienen, no se las inventan como aquellos viejos priostes, sino que lo piden prestado.

En la actualidad es encomiable el desvelo de las hermandades  por presentar con todo el esplendor  a las imágenes, especialmente en sus cultos. Pero estamos asistiendo a un fenómeno exagerado de pedir prestados los enseres que no se tienen a otras hermandades, especialmente de pueblos, deseando ver sus cosas en hermandades de la capital, aunque luego, claro está, haya que corresponder a la inversa. Siempre se ha hecho, y todos los hemos hecho. Pero hasta para eso hay que saber pedir. Porque estos préstamos llevan el interés de que luego te presten a ti, si esa hermandad que te pidió tiene algo que prestar, que normalmente no es así. Quienes más piden, menos tienen que ofrecer. Aunque otras, aún teniendo, piden por vicio, por puro capricho de presentar una novedad en el altar. Ya se pide sin valorar la calidad de lo que se pide, no ya algo de culto interno, sino del mismísimo paso procesional. Aquí no nos cortamos un pelo a la hora de pedir. Y aunque lleves años cediendo esos enseres, el año que por su deterioro no los puedan dejar, la hermandad será una saboría, poco solidaria y mil cosas más.

Antes, cuando esto no era una competición de altares, cuando no había esa desmesurada obsesión por el escaparatismo cofrade, por dar el "pelotaso" en el besamanos de turno, donde la imagen de Cristo, y especialmente la de la Virgen, queda relegada a un segundísimo plano en favor del aparataje del altar, antes digo, se pedía prestado algo por un motivo muy concreto, para la bendición de una nueva imagen, para una salida o celebración extraordinaria, para una hermandad que empieza su andadura, para una ocasión única y especial, no como rutina continua. Estos respiraderos, este manto, este dosel que hoy vemos en este altar, mañana lo veremos en el de otra cofradía, y luego en otra, y en otra....

 Es más, hoy los priostes quedan marginados (o mejor dicho se automarginan), y son personas exteriores a las juntas de gobierno las que preparan los altares. Incluso rizándose el rizo, se está poniendo de moda ver que los vestidores, con su troupe de aplaudidores detrás, van de imagen en imagen, de hermandad en hermandad imponiendo su ley, usando sayas de unas en otras, usando prendas que a lo mejor han sido regaladas con toda la devoción a determinada imagen, y ese donante tiene que ver que a los dos días se la ponen a otra imagen, y luego a otra, y para la Cuaresma que viene a otra.

 Y todo esto, si no con la complicidad, al menos con la dejación de las juntas de gobierno que miran para otro lado, o que no tienen autoridad (vulgarmente llamado cojones) para dar un porrazo encima de la mesa y poner freno a este cachondeo que nos traemos con muchas imágenes.

Pero claro, para eso hay que tener las cosas claras, y no temer perder las próximas elecciones. Y cuidándose muy mucho de no incomodar al vestidor de moda no vaya a ser que se ofenda y vaya dejar tirada a la hermandad, porque a ver quién viste entonces a la Virgen, sin tener que llamar a ese muchacho de la hermandad, que quiere con locura a su Virgen, que la vestiría con respeto, con devoción y decencia, pero no tiene las manos tan divinas que tiene el número uno, o el dos, o el tres en el top ten de los vestidores de moda. Hasta aquí estamos llegando.

Por eso sirvan estas líneas en recuerdo de aquellos que con su imaginación, con todas las carencias del mundo, pero con todo el amor a su hermandad, supieron elevar a la categoría de arte esta maravilla cofrade que supone levantar un altar de cultos en honor y gloria de un Cristo o de una Virgen, sin pedir nada prestado a nadie, con cuatro candeleros de caritas y dos jarras orejonas, sin orfebrería, más lisas que la espalda de un violín, pero que suponía mantener la esencia de un estilo propio en cada hermandad, y sin pretensiones de participar en ningún concurso de altares con enseres prestados.

jueves, 5 de diciembre de 2013

ÁNGULOS COMPLEMENTARIOS (Y II)


Los dos cofrades seguían charlando. De la cerveza sola pasaron a la cerveza con tapas y a la media ración y apoyados en el mostrador seguían haciendo, quizás sin pretenderlo, una radiografía bastante nítida del acontecer cofrade, de la realidad de un submundo que a lo mejor por la diferencia de edad entre ambos es percibido de manera distinta por cada uno de ellos, con un ángulo de visión distinto, pero ángulos complementarios, que unas veces sumando criterios y otras restando, aportando individualidades y suprimiendo trasnochados prejuicios, aparece la imagen fiel de la Semana Santa, esa que los dos amigos llevan, uno con el ímpetu de un brote verde y otro ya un tanto amarillenta por las decepciones, como fruta agridulce, metida en lo más profundo de su ser.

 

En la tele, seguían las imágenes de la Plaza de San Pedro del Vaticano abarrotada con la Misa de Clausura del Año de la Fe.

 

-Eso como lo de la Magna, ahora sí la hacemos, ahora no... Yo creo que al obispo le falta dar un baculazo de vez en cuando con el cayado de pastor encima de la mesa y meter en cintura al rebaño cofrade, donde además de magníficas ovejas se cuenta también algún macho cabrío...

 

-No seas cabrón tío, no te metas con el obispo que más cofrade y más cercano no puede ser. Lo mismo te lo encuentras de noche en un ensayo que en medio del coro de una banda....

 

-¿Y quién ha dicho lo contrario? Y mejor que sea así y que no sea un sieso para las cofradías, y se agradece su calor y su afecto. Pero no sé yo, eso de bajar tanto a la arena , tan a ras del suelo cofrade, no lo veo ...

 

-Venga ya rancio, que eres un rancio. ¿Qué pasa, que solo va a servir para ir a predicar la función de una hermandad? D. José está siempre con las hermandades, y las apoya en todo, es un hombre de su tiempo, y más que acorde con los nuevos aires que soplan desde Roma.

 

-Sí, ya, ya...Si por eso lo digo. Creo que es excesivamente bondadoso y benevolente. Hay algunos cofrades que no hace tanto le hicieron la vida imposible a cierto sacerdote, incluso con acoso mediático, y hasta algún que otro desplante tuvieron con el anterior obispo y ahora  están generosamente  considerados, y me da coraje. La Iglesia, siempre Madre y a veces madrastra....

 

Venga ya, no te quejes tanto, no te tomes las cosas tan a pecho, que esto es para disfrutarlo, no para sufrirlo. Si esto supusiera algún esfuerzo, físico o económico, ¿tú te crees que habrían tantas elecciones con dos o más candidaturas, donde más que un cargo parece que esté en juego un puesto de trabajo y hasta el pan de tus hijos?    

 

-Pues parece que hay signos de que la cosa en las elecciones estén cambiando. Hace poco en Sevilla, en una hermandad, de las chicas, pero con solera y sabiduría, ganó las elecciones la candidatura que no hizo ni propaganda electoral, ni web, ni nada parecido. Además con la prensa morada haciendo campaña en contra de los que al final ganaron...

 

-Quillo, tú siempre recelando de los medios de información. Los medios de hoy no reflejan más que lo que hay, no van a maquillar la realidad ni ofrecer programas ladrillazos que no tengan audiencia ninguna. Si cuando las cámaras van a grabar un ensayo se encuentran con cerca de trescientos tíos, y otros trescientos en la barra del bar, qué le van a hacer, ¿los van a borrar? Y a veces te tengo que dar la razón cuando me dices que muchas casa de hermandad, o no hay nadie, o parece el salón de un círculo mercantil, con sus "directivos" escorados en la barra con beatífica sonrisa al ver aquello lleno de gente viendo un partido de fútbol por la tele previa promoción en Internet anunciando los cubatas a tres euros....

 

-No me parece normal. Porque luego los que esto defienden como vida de hermandad, ven los quinarios vacíos y no le dan importancia. Deseando que acaben los cultos para ver, ahora sí, la iglesia o la capilla llena para montar los pasos.

 

-Mira que eres puñetero, siempre estás con la escopeta cargá. Esto es del pueblo, y contra eso no haya quien pueda. ¿Entonces tú qué quieres, las cofradías llevadas por los beatos de siempre, sin que entre aire fresco en las hermandades?

 

-A ver si te vas a parecer tú a los que estaban el otro día criticando a la junta de su hermandad porque decían que solo se esmeraba en los cultos, y que nada más que querían triduos y quinarios, entonces, ¿qué van a querer solo, verbenas populares y excursiones?

 

- Si son baratas, jajajajajajaaaaa....

 

-Esa es otra, lo dispuesto que está el personal cuando el evento es gratis, cómo acuden. Pero si hay que pagar, todo son excusas. Hay que ver lo fácil que es tirar con pólvora del rey. Tiempo hubo en que los cofrades se rascaban el bolsillo para pagar los estrenos, hacían regalos que salían de su peculio particular, como si dijéramos, se pagaban sus caprichos de ver a la Virgen con una saya nueva, o pagaban aquellas flores carísimas traídas de sabe Dios dónde. Hoy cobran hasta la gasolina cuando van a Sevilla a comprar un encaje de oro, que sale más caro que hacerlo a mano en Bruselas.

 

- Hombre, hay que tener en cuenta la economía de alguna gente, y sería injusto tratar a todos por igual dentro de la junta de gobierno. Habrá gente de muy distinta posición económica.

 

-Y me parece muy bien que se tenga eso en cuenta. Primero es la economía de tu familia. Pero se hace de otra manera, que vaya a Sevilla el que pueda ir, o el que pueda, que done discretamente  el dinero como donativo...Pero que no se quede en los archivos de la hermandad la factura de la gasolina...ni la de la invitación a comer a cuatro personas por agradecer los servicios a una, coño, que con los años que algunos llevamos en esto siempre nos ha costado dinero todo. Aquí se viene a servir, no a servirse.

 

-Ahí no tengo nada que objetar. Coincidimos... Y entonces, si creéis que las cosas están tan mal, ¿por qué tú y los de tu generación no dais un golpe de autoridad y ocupáis los puestos de responsabilidad en las hermandades?

 

-¿Quién, yo? Y hablo por mí ¿Qué necesidad tengo yo de verme otra vez a los pies de los caballos? ¿Qué ganas de tener que leer  mi nombre arrastrado por el fango en Internet por simplemente opinar sobre cualquier nimiez? ¿Qué pensarían mis hijos, y mi mujer, y mis compañeros de trabajo? No, ni pensarlo. ¿No es esta la Semana Santa que al parecer hemos querido? Pues ahí la tenéis, para ustedes...

 

-No todos los jóvenes estamos de acuerdo con muchas de las cosas que pasan,  no todos somos así.

 

- Ya lo sé, y me consta de que hay gente como tú que veis en las cofradía más, mucho más que ven mucha gente, de tu generación y de la mía. Pero también sé que sois producto de vuestro tiempo, y de las dificultades que tendréis cuando os toque dirigir esto. Tal como están las cosas, si queréis hacerlo bien, con compromiso y respeto a los orígenes, no os arriendo las ganancias.

 

-En esto no tenemos diferencia, no hay discrepancia alguna, coincidimos plenamente.

 

Esto es como las críticas sin piedad que ha tenido que soportar el consejo, la mayoría de las veces injustas, injustísimas. Serán lo que se quiera, pero nadie puede decir que no hayan trabajado desde que tomaron posesión. Otra cosa es la mala suerte, o lo mismo que Felipe II, Toni no mandó sus naves a luchar contra los elementos. Ya tendrá recompensa el trabajo que están realizando, a parte de los chistes fáciles que se pueden hacer con los partes del tiempo que maneja el consejo...A ver cómo les sale el cambio de itinerario de la carrera oficial, y de camino se acaba con la sinrazón de las salidas y entradas de las cofradías de la Concepción colapsadas de palcos.

 

Nada que objetar. Coincidencia plena.

 

Como coinciden en tantas cosas. En que todo esto es más fácil de lo que creemos, en que falta sinceridad y sobra protagonismo, en que en la mezcla de juventud y experiencia se encuentra el futuro, y que o pasamos por un cernidor las cofradías, librándola de lo superfluo, o esto se nos irá de las manos, si no se nos ha ido ya. Hasta coinciden en percatarse de que ya es tardísimo y habrá que irse a casa, por muy a gusto que estén. Los dos cofrades se despiden haciendo corta la eternidad, con el desahogo en el alma, con la satisfacción de ver en el amigo el confesor que ni en sus hermanos de cofradía encuentran. Salen del bar enriquecidos,  como habiendo contribuido a nivelar la balanza del sentido, de la lógica que debiera reinar en las cofradías, reafirmados ambos en sus criterios a pesar de ser distintos, con el amor que le profesan a la Semana Santa a flor de piel y a flor de lágrima, en el cordial abrazo de despedida.

 

-Ea, hasta la vista entonces.

- Venga tío, hasta pronto....Ahhh, que no te lo he comentado, ya te contaré lo que pasó en una iglesia el otro día , una bronca horrorosa que tuvieron con el cura...Y no es del centro, ¿eh? Malpensao, que te conozco...

 

-¡¡¡Cuenta, cuenta !!!

 

Que no, que como llegue más tarde me matan, te lo cuento cuando nos volvamos a ver, si no antes, seguro que en la procesión de la Inmaculada......Adiooooossss...

jueves, 28 de noviembre de 2013

COMO ÁNGULOS COMPLEMENTARIOS (I)

Son cofrades los dos. Les separa una cierta, que no excesiva, diferencia de edad, pero les unen muchas cosas. Se conocen de toda la vida. Desde siempre la relación entre ellos se podría calificar de bastante más que conocidos pero sin llegar a la categoría de íntimos amigos. Y, aunque tienen una percepción muy distinta del acontecer cofradiero, se profesan sincero aprecio y mutuo respeto.


Pertenecen a cofradías distintas, y pese a sus diferencias de criterio cuando charlan de Semana Santa, lo hacen con sinceridad, sin tapujos ni paños calientes, mejor incluso que cuando lo hacen con gentes de sus respectivas hermandades o  de su más inmediato entorno, que suelen ser mucho más aduladores,  más agradadores, que siempre se adhieren inquebrantablemente, sin atisbo alguno de crítica, a lo que estos dos reconocidos cofrades digan, uno por lo que fue y otro por lo popular que es ahora en este mundillo gracias a su profesión. Por eso se tienen admiración, porque siempre se hablan con franqueza.

Hacía ya algún tiempo que no se veían y ayer se encontraron al cruzar la calle y como todo el mundo sabe que la eternidad es la despedida de dos cofrades en una esquina, pegaron la hebra, y después de media hora en pie hablando, acabaron tomando café  en ese bar tan poco cofrade que hay al final de la calle, de esos que huelen a lo que tienen que oler los bares, no a incienso a destiempo, bar elegido a conciencia para que no les importune ningún cofrade coñazo trayendo la última maldad, el último cotilleo vacuo como primicia, a las que somos tan dados, a lo que tantos y tantos holgados (por no decir holgazanes) se dedican por la calle Concepción. Y es que en esto de las cofradías hay muchos tontos con las tardes (y algunos hasta las mañanas) libres, qué envidia.

Y allí, en el bar, como es natural, el tiempo se fue diluyendo, esfumándose tan apaciblemente como solo ocurre cuando se está verdaderamente a gusto, cuando campea en torno a la conversación y al café o a la copa, la sinceridad y la tranquilidad de saber que lo que allí se hable no tendrá segundas interpretaciones, ni malintencionados dobleces. Lo que allí hablen se disolverá como el humo del tabaco que fuma, más de lo que debiera, uno de ellos.

- ¡Qué de tiempo sin vernos! ¿Cómo estás? (Dijo el de más edad)

-Bien, muy bien. Y es verdad; no nos vemos desde el desastre de la Magna...(Respondió el más joven)

-¿Desastre? Pues a mí me encantó. La pena es que lloviera el joío día diecinueve, porque sinceramente creo que hubiera sido algo memorable por el excelente ambiente que pude ver. Pero solo con lo que vi, como estaban los pasos presentados, los templos llenos, las calles a tentemonete, me ha merecido la pena. Ufff, Dios mío de mi alma, ¡cómo estaba mi Cristo!.

-Anda ya, si solo sirvió pa llenar los bares...Y tampoco tanto....Más gente había el otro día en la bendición, digo en la inauguración del Holea, con ministra y con su himno y todo...Solo faltó una salida extraordinaria. País de catetos y noveleros.....

-Y también sirvió para demostrar que cuando nos ponemos de acuerdo podemos hacer juntos grandes cosas lo digo por la Magna, no por Holea, jejejejeeee...

-¿Grandes cosas? Pero si para lo único que ha servido este magno despropósito ha sido para la bronca, para que hayan habido dimisiones, y no pocas; y para que se aproveche la coyuntura y cambiar algún capataz y poner a otro que resulte ser más familiar...Y sobre todo para poner a caldo al Toni. ¡Qué desastre de gestión!

-¿Desastre? mmmm... Puede. Pero qué callado estuvieron los que ahora tanto critican a este consejo con los desastres de consejos anteriores....Es que los hermanos mayores de hoy nada tienen que ver con los de antes.

-Será los de mucho, mucho antes, porque siempre ha habido de todo. Todavía me acuerdo de la presentación que se hizo en el anterior consejo de ciertos informes de las cuentas que recordaba lo de Groucho Marx, estos son mis principios y si no les gusta, tengo otros. Algunos, casi todos los hermanos mayores tragaron con todo, muchos  se lucieron, mostraron la verdadera cara de lo que tenemos.

-Es que ahora dejamos que cualquiera llegue a los más alto en las cofradías sin que tengan ni idea de esto, sin formación ninguna, algunos hasta sin gustarle este mundillo. Antes por lo menos ponían dinero. Ahora ni eso.

-Pues a lo mejor ese es el problema, que como ser hermano mayor antes daba tono porque se suponía que "tenían" dinero, ahora haya guantazos por serlo, aunque estén más tiesos que una mojama. Y eso, a mi entender, no debería ser así.

De alguna manera, en su interior, el más veterano de los dos admira la frescura, el desparpajo y la tolerancia que muestra el más joven, y piensa que con el acceso que por su trabajo tiene a los más jóvenes, haría un innegable servicio a las cofradías si les enseñara  que las hermandades son Iglesia y que tienen una vertiente espiritual que deberían potenciar.

-¿Y qué me dices del niñateo imperante? ¿Tú ves normal que nada más que estén pendientes de festivales, del costalito o de la trompeta? O de recoger dinero para la petalá de turno, o de ir pegando chillíos delante de la Virgen, trabajando solo en lo que les gusta y luego no tienes calzones de encontrártelos en ninguna misa...

-No todos son así, y a lo mejor esta deserción de los bancos de misa la culpa la tenéis los dirigentes de tu generación que no habéis sabido inculcarle el amor a la cofradía al mismo tiempo que el amor a los preceptos de la Iglesia, o incluso de muchos curas que se han despreocupado del cuidado pastoral de las cofradías, o por comodidad, o porque no ven en ellas el fervor religioso que se les debe suponer, ni el fruto apetecido, o porque algunos con razón, y otros sin ella, no nos pueden ni ver.

Los dos cofrades pasaron del café a la cerveza. En ese momento en la tele del bar estaban retransmitiendo desde Roma la clausura del Año de la Fe, y claro, no pasó desapercibido para ninguno de los dos, que se olvidaron del mundo  y seguían enfrascados  con la conversación de su imprevisto encuentro..

-Qué bueno el papa Francisco. Ya era hora de que un papa fuera humilde, que quisiera que la Iglesia mejorara y que se modernizara (comentó el joven)

-¿Que se modernizara?¿Tan trasnochada la veías antes y tan actual ahora? Pues mira la tele y fíjate que en la celebración los candelabros son los mismos, y con la Cruz sobre el altar, y los siete candeleros dispuestos como lo disponía Benedicto XVI, y el frente de altar, el antipedio, es el mismo que se usa en las grandes celebraciones, como en Pentecostés, por ejemplo, y veo un dosel cubriendo la troneta (dijo el otro, que no podía disimular su condición de viejo prioste) ¿Y no me querrás decir, que el papa anterior no quería que las cosas mejoraran en el Mundo...? ¿Más humilde? Pues a lo mejor se gastaba menos dinero usando, por ejemplo, los sillones que ya tiene el Vaticano y no mandando hacer otros nuevos. Lo que no puede ser es que para defender la magnífica labor de SS el papa Francisco se ataque al pontífice anterior. Además, me jode que el papa actual aparentemente le caiga tan magníficamente bien a según qué personajes y personajillos públicos y  según qué medios de comunicación que siguen satirizando, cuando no ridiculizando y siempre martirizando a un papa de la talla intelectual de Benedicto XVI. Somos Iglesia, y no podemos aplaudir o silbar a los papas según nuestro gusto. Son Vicarios de Cristo en la Tierra, con un nombre o con otro, más simpático o menos simpáticos, con más carisma o con menos tirón. Aquí lo que nos debe interesar es que gobiernen la nave de la Iglesia con el soplo del Espíritu, y buscando la santidad de él y la unidad de todos nosotros.

El más joven no apartaba la vista de la pantalla mientras apuraba la cerveza. De pronto se sonrió y preguntó cuando vio al Santo Padre Francisco con las reliquias de San Pedro en sus manos rezando el Credo:

-¿Habrá preguntado el papa a algún especialista si era correcto llevar así las reliquias?

Los dos amigos prorrumpieron al unísono en una sonora carcajada.

 Y como el tiempo iba pasando, ambos llamaron por teléfono a sus respectivas conyugues para justificar su retraso. La del más viejo ya estaba acostumbrada a las ausencias del marido por cuestiones cofrades. Pero a la esposa del joven, recién casados que están, la llamó el marido para tranquilizarla y justificar su tardanza. Ya se acostumbrará. Y como la imprevista tertulia iba para largo, quiso ponerla sobre aviso....  (Continuará)

jueves, 21 de noviembre de 2013

EXTRA OMNES

Con esta voz de "Extra omnes", con este "fuera todos" o "que no quede nadie", el cardenal Maestro de Ceremonias Vaticanas ordena que abandonen la capilla Sixtina de San Pedro de Roma todos aquellos que no tengan participación, que nada tengan que ver en el cónclave de elección de un nuevo papa. Pues algo así, alguna figura similar deberíamos tener en las cofradías para que en los momentos cruciales, en esos que estrictamente incumbe solo a sus hermanos, también abandonaran el templo todos aquellos que nada tuvieran que ver con la hermandad, incluido los medios de comunicación, especialmente las cámaras de televisión. Y me explico, antes de que alguien se me vaya a tirar a la yugular.

Sería imposible siquiera pensar, además de absurdo, que las hermandades en plena era de internet vivieran de espaldas a los medios de información, son absolutamente necesarios incluso para lograr sus propios fines. Y claro que las cofradías deben facilitar en lo que puedan y de ellas dependa la tarea a los informadores, porque toda la difusión, toda la información que se dé a cerca del mundo cofrade repercutirá positivamente en ellas. Pero todo debe tener un límite lógico, una frontera infranqueable aunque nunca impuesta, una suerte de autocensura que los propios profesionales de los medios, sin ninguna ley escrita, deberían observar.

Nada de lo ocurrido en la extemporánea celebración de la victoria electoral en la Macarena hubiese tenido la repercusión que ha tenido de no haber estado allí grabando las cámaras de una televisión local sevillana. Y de no haberse publicado de inmediato en las redes sociales.

Hay momentos internos y situaciones de una cofradía que por la tensión que provocan, por su importancia o por su trascendencia, deberían vivirse en la intimidad a puerta cerrada,  aunque sea multitudinaria, de sus hermanos y de solo sus hermanos. Muchas veces las imágenes que se emiten de esos momentos en el interior del templo aparecen distorsionadas, no se corresponde exactamente con lo ocurrido en realidad, y no porque sean manipuladas, sino porque sencillamente no son capaces de captar realmente ni dar respuestas ni explicaciones a las actuaciones, a veces inapropiadas, de los hermanos en esos momentos puntuales.

De existir este voluntario filtro para la imagen de las cofradías nos hubiéramos ahorrado ver los eufóricos momentos de los ganadores de unas elecciones, y sobre todo esas dantescas escenas a las que desgraciadamente  estamos asistiendo más veces de las deseadas estos últimos tiempos, cuando se suspende la salida de una hermandad a causa de la lluvia, por poner un ejemplo bien conocido. Así que nos libraríamos de ver al hermano mayor de turno poniendo pucheritos leyendo los partes meteorológicos, que alguno más se parecen a Arias Navarro diciendo aquello de españoles, Franco ha muerto, y del "espotáneo" aplauso de la claca preparada para refrendar la decisión "unánime" de la junta, aunque luego se escuche por detrás "son cuatro gotas, yo la hubiera sacado", y a la acolitesa (¿se dice así?) descompuestecita, gimoteando a moco tendido, morreándose , digo consolándose con el Jony, que se estaba haciendo la ropa encima de la mesa de altar mayor y poniéndose la faja hecho también un mar de lágrimas; y al Jefrén , blasfemando y tirando el costal al suelo en la capilla sagrario cabreadísimo no se sabe muy bien con quién; y al del fiscornio maldiciendo al hombre del tiempo, y a esa señora del Youtube diciendo eso de ¿por qué, Zeñó, por qué? Y a un diputado, carton bajo el brazo, y a una diputada de tramo, melena al viento,  dando capazos iglesia arriba, iglesia abajo, en esa especie de camarote de los Hermanos Marx en el que se convierten algunas cofradía en esos tristes momentos; y los antifaces con el cartón encima de los altares, cuando no en la canastilla de los paso; y los bancos de la iglesia llenos de gente llorando amargamente, precisamente los mismos que durante el año no se acercan a ella ni a un kilómetro a la redonda, como si tuvieran una orden de alejamiento de la hermandad. Expresiones de sentimientos absolutamente legítimos, y hasta puede que sinceros, pero inoportunamente hiperdramatizados .

Un "Extra omnes" a tiempo nos evitaría mostrar una de las caras más tristemente cómicas, y además daría motivo para que rajara contra la hermandad de turno, (casi siempre las mismas) los que habitualmente lo hacen bajo seudónimo en los periódicos y que curiosamente encima viven de esto (aunque eso merecería tratamiento aparte).


La imagen de una hermandad es tan frágil, sus reacciones ante una situación 
inesperada, tan imprevisibles que, en la alegría y en el llanto, en la salud y la enfermedad, como en las bodas, mejor que hubiera alguien que con voz engolada de camarlengo viejo dijera desde el atrio de la iglesia eso de "fuera todos", y luego cerrara solemnemente las puertas dejando fuera con toda educación  (no con la grosería con que alguien echó a unas cámaras de la competencia de un templo el día de la Magna, pero que como pertenece a una hermandad "amiga" no lo critican en los papeles) a todos los que nada tengan que ver con ellas, y así podamos reírnos o llorar tan a gusto, gritarnos fraternalmente, desollarnos vivos (como fieras, como cantaba Rocío Jurado) entre hermanos, a puerta cerrada, intramuros del templo, sin que luego nos tengamos que arrepentir de vernos en la tele en semejante trance, lo mismo que nos arrepentimos de esa foto de hace unos cuantos veranos, cuando estuvimos en aquel sitio de vacaciones y nos pusimos esa camisa de estampados imposibles que ahora no tendríamos valor, ni otra cosa, de ponernos. Lo mismito.

martes, 12 de noviembre de 2013

EL EJEMPLO DE LA MACARENA


De todos es sabido que hay hermandades, como la de la Esperanza Macarena de Sevilla, que ejercen una innegable influencia en este tan peculiar, tan querido, y a veces tan difícil, universo de la Semana Santa. Todo lo que hace la Macarena es imitado, principalmente en lo estético. Sus cánones son reproducidos hasta el plagio, aquí y fuera de aquí, traspasando fronteras locales, regionales y nacionales. Todo lo que la Macarena toca lo universaliza, le da una trascendencia y una repercusión que ninguna otra cofradía es capaz de hacer. En esa hermandad nos miramos todos. Por eso no me extrañó absolutamente nada cuando leí hace unos días que podemos encontrarnos imágenes de la Virgen Macarena en iglesias de ciento ochenta y tantos países del Mundo. Por algo será.

Y también por eso, o precisamente por eso, y a mi entender, tiene tanta importancia lo ocurrido el pasado domingo en las elecciones de esta hermandad.

¿Y qué es lo que ha ocurrido? Pues ni más ni menos que los hermanos de esta popularísima cofradía, mayoritariamente, han vuelto a dar una lección de cordura. Otra más.

No tengo el placer de conocer personalmente a ninguno de los dos contendientes en esta dura batalla para alcanzar la vara de las capillas, no tengo ni filias ni fobias hacia ninguno de los dos, en principio.... Es más, leyendo sus programas electorales (qué trabajito me cuesta utilizar esta expresión referido a las cofradías) no hay apenas diferencias  del concepto que ambos tiene de lo que debe ser su hermandad. Además, el macarenismo de los candidatos estará más que demostrado, supongo. Entonces,  ¿por qué esta guerra, este torneo cerca de la calle Torneo para lograr dirigir las huestes de esa Dama, y vaya Dama? Y como el romanticismo no se estila, ya sé  que no se estila, ni creo en el buenismo, ¿por qué entonces el candidato más joven no respetó el segundo mandato de su contrincante antes de meter a su hermandad en este fregado electoral con dos candidaturas cuando no había ninguna necesidad, por más derecho que tenga, que los tiene, y por muy legal que fuera, que lo es.

 Y es que por más educación que se tenga, por muy elegante que se sea, en un proceso electoral con dos (o más) candidaturas, al final las hermandades siempre se resienten, quedan tocadas, y algunas hasta heridas de muerte. Aunque este no sea el caso.

Y además alterando la paz social en una hermandad que celebra gozosa un Año Jubilar,  que culminará con la celebración del cincuenta aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Esperanza. Y a lo mejor por eso alguien ha podido pensar que esto se ha hecho buscando únicamente la foto que la hermandad lleva esperando más de cincuenta mayos, la imagen de la Virgen presidiendo un pontifical en la Plaza de España. Pero con él en la foto.

Por eso creo que los hermanos de la Macarena han dado un ejemplo de cordura propinando un puñetazo encima de la mesa (electoral) y la seria advertencia de que con la Macarena no se juega. Han dado un porrazo, una llamada de atención con el martillo del dragón, como queriendo decir que quién aspire a hermano mayor, tendrá que hacerlo sin romper la paz del atrio, desde dentro, que los lógicos cambios generacionales se deberán suceder sin fracturas, que la vara dorada se vaya pasando como testigo en la carrera de fondo, multisecular, de esta hermandad. Han dado la orden expresa de que si hay distintas sensibilidades dentro de la hermandad, que se pongan de acuerdo y no se rompa nunca la unidad a la hora de renovar el gobierno de la cofradía.

Este frenazo en seco al aspirante supongo que enfriará muchos ánimos, porque de haber triunfado no sería de extrañar que en las sucesivas elecciones pudieran haber dos, o tres, o cuatro candidaturas. Todos sabemos que ser hermano mayor de la Macarena es más, mucho más que ser alcalde de Sevilla. Siempre habrá quien apetezca el cargo.

Se comenta en los Evangelios que cuando Santa  María Magdalena, San Juan y San Pedro acuden corriendo al Sepulcro después de resucitar Jesucristo, por la agilidad propia de la edad, llegó primero San Juan. Pero no entró. Por respeto a la edad de San Pedro, o por miedo al Sepulcro vacío, esperó que el apóstol más anciano entrara antes.

Pues eso es lo que el candidato más joven debería haber hecho. Por respeto a las canas, o por miedo al daño que pudiera hacer a la institución, debería haber esperado que se cumpliera el segundo mandato de D. Manuel García, porque da mucho que pensar que alguien le haga frente a quien le puso en su junta y, por tanto, considerado como persona de su confianza.

Si los hermanos han actuado así no ha sido por casualidad, saben que actuaciones como estas hay que cortarlas de raíz por el bien de la hermandad. Estoy seguro de que tardaremos algunos años en que se repita esta misma situación. Hay leyes no escritas en las hermandades que deberían seguir en vigor, como la de respetar el segundo mandato de la junta gobernante, y muchas otras más que se están perdiendo en esta carrera hacia el vacío a la que aparentemente se han lanzado nuestras cofradías.


Por eso solo queda felicitar a los hermanos por la decisión adoptada el pasado domingo. Solo un lunar, el exceso en la celebración de la junta ganadora, solo justificable por la tensión acumulada durante los días previos y durante la propia jornada de las elecciones. Y porque no sabemos, gracias a Dios, lo que habrán tenido que soportar, unos y otros; aunque unos más que otros. Quien ha pasado por ahí lo sabe y lo comprende perfectamente.

jueves, 7 de noviembre de 2013

COFRADES DE LA NEW AGE

Que traducido resulta cofrades de la nueva ola, o pijocofrades, dicho sea sin ánimo de ofender, término acuñado por mi muy admirado periodista D. Carlos Navarro Antolín para designar a esta nueva raza de cofrades, y añado yo que no cofrades de raza, que ha irrumpido y con fuerza en el panorama cofrade universal, nacional, regional y mucho me temo que también local. Es decir, que de esta epidemia aquí no se libra nadie.

Hasta ahora conocíamos y nos habíamos ocupado de los canikofrades y de  los rancios, pero a diferencia de ellos, a los pijocofrades ni les gusta esto, ni les duele, ni les va ni les viene, ni nunca lo han llevado ni lo llevarán en la masa de la sangre. Son advenedizos temporales que consideran a las cofradías como un medio de promoción, una pasarela donde mostrarse, donde vender su imagen, imagen no sagrada precisamente.

Creen ellos que las cofradías son clubes sociales a cuya selecta directiva tienen que pertenecer a toda costa, por pantalones, o sí o sí. Cuanto más popular o notoria sea la cofradía, más aspirantes de esta calaña tendrán. Pocas veces los veremos medrar en cofradías modestas o de poco tirón.

Lejos de los canis y los rancios, el atuendo que los identifica es actual y estudiado, presentan un look un puntito transgresor, pongamos que traje de buena marca azul clarito, o chaqueta beige con zapatos de color, nunca negros, no vaya a ser que los confundan con los rancios, de los que se quieren apartar ya que representan el pasado y ellos se postulan como el futuro (pues  vaya un futuro). Son tan versátiles que lo mismo adquieren un look pepero, con corbatas lisas de colores ácidos y con el nudo gordo, grande como el sillín de una Vespa (copyrigth Antonio Burgos), o uno más casual (léase cásual) más próximo al prototipo socialista descamisado...  Descamisado de camisa Ralph Lauren y pantalón de Tergal, eso sí.

Esta versatilidad, este camaleonismo les viene de familia. Porque aunque algunos sean pijocofrades de nuevo cuño, surgidos por generación espontánea, la inmensa mayoría son descendientes directos de aquellos que vivieron toda su vida arrimados al perol del poder, primero del franquismo y luego del socialismo. De ahí que a estos jóvenes, y otros ya no tan jóvenes, no se les conozca ni oficio ni beneficio. Pero han conseguido okupar un puesto de trabajo sin pasar por oposiciones ni por prueba alguna de nivel ya que accedieron a ese puestecito de trabajo, normalmente en la administración, al mismo tiempo que la tecnología digital, es decir, a dedo.

 Eso sí, son especialistas en la realización de másters, y por eso quieren dirigir a la hermandad como si fuera una empresa, la quieren llevar con la frialdad del que solo busca beneficios en el balance final del año, mayormente el suyo, claro está. Nunca tendrán en cuenta la opinión de los que saben, ni mucho menos apoyarán (antes bien, se reirán de ellos) a los que se han hecho cofrades en las entrañas, cálidas de hogar, de la hermandad, a los que considerará unos muertos de hambre que, pobrecitos, no han tenido otra cosa mejor que hacer en sus vidas los muy desgraciados que trabajar y entregarse en cuerpo y alma a sus hermandades. Recelosos de esa fidelidad no pueden entender que la cofradía para estos cofrades que ellos denominan rancios o, despectivamente, los de siempre, sea literalmente su vida. Es más, intentarán anularlos por todos los medios, se vea o no se vea perjudicada la hermandad.

Ellos saben que su fuerza, que su poder estriba en granjearse la confianza de los descontentos con la junta en ejercicio, aunque luego en privado se carcajeen de ellos y los despellejen vivos, pero eso sí, fraternalmente en Cristo. Porque más que inteligentes son listos; más que simpáticos, encantadores de serpientes que saben pescar como nadie en las aguas donde proliferan y nadan los mediocres, de los que no tendrán empacho en servirse. Sonrientes como políticos en permanente campaña electoral, pero albergando por dentro una muy malísísima mala leche, y un "ya llegaré yo, ya me las pagarás" perpetuamente en sus cabezas. Como si hubiera que defenestrar incluso a los propios fundadores de una hermandad, ¿a ellos qué más les da, si esto no les preocupa? Dilapidadores de herencias, de estilos, de personalidades, en las cofradías a dónde acceden queriendo dejar su impronta.

Prometedores de mantos bordados, coronaciones canónicas y hasta de capillas propias si llegan al poder. Teóricos de la Semana Santa sin raíces delante de una copa de balón en pubs de moda, y doblegadores de voluntades grises a base de convidás. Márketing puro.Defensores y adalides de la democracia en las hermandades que obligue a la alternancia en los cargos, pero en la que después no creen, o creen hasta que llegan ellos y automáticamente cambian de opinión y se agarran a la vara como si en ello les fuera la vida.
Porque lo que se dice en puridad trabajar por su cofradía no han trabajado nunca, ni se les espera. Alguna gestión de guante blanco, la subvención de algún cartel, de alguna publicidad para el boletín...Pero las malas noches para los mayordomos y los priostes. Y de abrir la cartera, más bien poco, como no sea en campaña electoral en la puñetera barra del bar de la casa hermandad.

Tampoco son ellos muy de quinarios, ni de triduos, ni besamanos, ni besapiés, ni misas de domingos... Pasan por los cultos como de puntillas. Van como si tuvieran que fichar en una fábrica, compromiso puro, como para justificar su asistencia y poderle echárselo en cara, si se tercia, al que no fue, cuando a lo mejor el que no fue a los cultos hace más por la hermandad que el pijocofrade durmiendo.  Sin embargo, a lo que no suelen fallar es a la comida de hermandad, allí se mueven como pez en el agua, saludando de mesa en mesa como novios en banquete de bodas. Y a los postres, cuando la ingesta de licores ha alcanzado su nivel adecuado, en más de una ocasión han hecho sonrojar al hermano mayor contando chistes fáciles de curas, obispos, del papa, y de todo lo que se menee y lleve sotana en la Iglesia, en presencia del predicador de turno, aunque uno de los placeres favoritos de esta ralea es hablarle de tú a los curas, eso les disloca, es que se derriten de gusto, lo más de lo más, demostrando una falta elemental de educación (otra cosa es que el sacerdote le apee del tratamiento).

Este nuevo espécimen aún no ha dado aquí su verdadera cara, pero sí que ha demostrado ya sus habilidades en culturas cofrades superiores a la nuestra. Y el resultado ha sido devastador, desde dejar a la hermandad con la grave hipoteca  (además de en lo económico) de una gestora impuesta (ahora se dice comisariado), hasta  hacer saltar por los aires la paz social de hermandades enfangándolas en procesos electorales que las dejarán divididas y enfrentadas por mucho tiempo.
Así es que, por la cuenta que nos tiene, estemos precavidos, vacunémosnos contra esta incipiente pandemia, pensemos antes de votar a quiénes metemos en nuestras juntas de gobierno, que luego sacarlas de la vida de las hermandades, por su forma de actuar, es difícil, doloroso, y a veces, ya muy tarde. Porque hablar de la formación cofrade y religiosa de esta nueva ola de cofrades daría para otra larga, larguísima reflexión. Y la verdad que da pereza. No hay ganas. Quizás en otra ocasión. Ya por hoy con esto tenemos bastante.

miércoles, 30 de octubre de 2013

LA CRUZ DE HALLOWEEN

Con el trabajito que le ha costado a la Iglesia cristianizar durante siglos las fiestas paganas para que ahora de golpe, y a inusitada velocidad, empecemos a recorrer el camino inverso.

En esta desnortada y desnaturalizada sociedad española ya nada es lo que parece. Nos hemos ido encargando de que el día del Pilar sea ahora el Día de la Fiesta Nacional, a los niños se les intente dar vacaciones de invierno por Navidad, de primavera por Semana Santa, y porque les salió mal y no pudieron (con la Conferencia Episcopal hemos topado) si no hoy celebraríamos la Constitución el seis de diciembre y ya hubieran suprimido el día de la Inmaculada Concepción, por cierto, Patrona Principal de España como bien ignoran nuestros queridos políticos y ciudadanos en general.

Pero donde alcanzamos nuestro máximo grado de catetismo, la cumbre de nuestra  gilipollez, el cénit de la bobaliconería, es en la celebración del solsticio de verano, solo superado de manera clamorosa, con la estupidez elevada al máximo exponente, al climax de la horterada, con la celebración de Halloween.

Bien está que la sociedad de consumo dicte sus normas y nos obligue a comprar lotería de Navidad (¿y si cae aquí?) en las casetas de colombinas, comer polvorones en oferta de los Ángeles  en febrero sentados en los palcos de carrera oficial, y que sea primavera, no cuando lo diga el calendario, sino cuando lo anuncie El Corte Inglés. Pero lo más curioso y desconcertante es que esto tenga el inestimable apoyo de los medios de comunicación, especialmente de las cadenas de televisión más progresistas, dirigidos por los mismos que encabezaban hasta hace unos años las más feroces manifestaciones antiyankis, quemaban su bandera frente a cualquier consulado, y vociferaban en la verja de la base militar de Rota (yankis, go home), y hoy a estos se les hace el culo Coca Cola (made in USA, por supuesto, de la buena, buena) viendo a sus hijos o nietos disfrazados de mamarrachos pidiendo de puerta en puerta de urbanizaciones, preferentemente de extrarradios, truco o trato.

Tanto es así, tanto y tan pronto va arraigando en esta vieja piel de toro esta americana majadería que ya puestos deberíamos establecer, como los Nobel o los Príncipe de Asturias, un premio, pongamos que la Gran Cruz de la Orden de Halloween, como máxima condecoración que distinga cada noviembre la impotencia ante tanta estulticia y premie las enormes tragaderas de una nación, la española, que se avergüenza acomplejada de su mejor patrimonio sentimental, especialmente el religioso, y que no tiene reparos en adoptar costumbres importadas, aunque sean tan absurdas como ésta que nos trae.

Y que conste que esta simpleza afecta a tós por iguá, valientes, de lo más granado de la sociedad hasta las capas más populares. Vaya un ejemplo. Recuerdo que el mismo año que la muy pija revista ¡Hola! daba con todo lujo de detalle como novedad chuli, güay, ideal y fenomenal, la fiesta de Halloween que la gran actriz y superior intelectual Ana García Obregón  le ofreció a su hijo y a sus amiguitos, en Huelva, al mismo tiempo, empieza a celebrarse este monumental esperpento promovido por la Asociación de Vecinos de El Molino de la Vega. ¿Qué? ¿Cómo se les queda el cuerpo? Es que los dislates no tienen fronteras. Y con lo que nos gusta una novedad, aunque no sepamos exactamente en qué consiste esa celebración, no nos importa apuntarnos. Y además si de camino vaciamos de contenido religioso las fiestas de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, mejor que mejor. Todo muy lúdico, progresista y sostenible.

Claro que también las cofradías parecen que quieran echar una manita cuando leo que una hermandad de nuestra provincia ha organizado una "zambombá" (muy de Huelva también, por los cojones) para el día dos de noviembre; o ya puestos podrían proyectar la cabalgata de los horrores con muchas de nuestras dolorosas disfrazadas de Hallooween, más que vestida de luto, con la cabeza vendadas, reliadas como momias, usando ornamentos propios del sacerdote como estolas, y devanándonos los sesos sacando supuestos estudios antropológicos para justificar semejante aberración diciendo que vestimos a la Virgen como Sacerdotisa del Dolor. Y nos quedamos tan panchos. Por cierto, el metro de tela negra está tela de barata en Tejidos Madrid como para que algunos usen su túnica como disfraz esa joía noche, que más de una he visto yo.

 Con Halloween ni trucos, ni tratos. O corregimos el rumbo, o aquí que ya no comemos pavo ni por Navidad, (solo los que hacen régimen), lo acabaremos comiendo para celebrar el Día de Acción de Gracias como al Corte Inglés se le meta entre ceja y ceja, lo mismo que se propuso que triunfara ese señor gordo con barbas blancas y vestido de rojo que llaman Papá Noél. Y vaya si lo consiguió.

  La cosa siempre ha sido mucho más fácil, más natural. Nadie nunca tuvo que venir de fuera para enseñarnos a celebrar los tosantos ni los difuntos. Lo que tenemos que hacer, lo que siempre hemos hecho, es oír misa para pedir por nuestros seres queridos ya fallecidos, por todos los que murieron en nuestra Fe, para que Dios los tenga con Él en la Gloria.


 Y luego en casa, en esas noches de noviembre, íntimas de crisantemos violetas, al calor de un brasero oliendo a alhucema,  leer las Rimas y Leyendas de Bécquer, el Monte de las Ánimas, Maese Pérez el organista..... y comer castañas y boniatos, y buñuelos de crema y huesos de santo (Jorva, Jorva, ¿por qué me has abandonado?). Y vamos a dejarnos ya de tantas tonterías. Señor, ¡qué hartura de trocherías! ¡Qué cruz de Halloween!

miércoles, 23 de octubre de 2013

Y AQUÍ NO HA PASADO NADA

A parte de otras consideraciones, coincidiremos en que las cofradías de Huelva tienen mala suerte, muy mala suerte. Me gustaría que fuera correcto escribir "muy malísima mala suerte", pero las reglas del superlativo de la Lengua Española no lo permite, y aunque lo permitiera los adjetivos se quedarían cortos.
Lo vivido recientemente en torno a la celebración del denominado Acto de Fe, a lo que siempre le he añadido "y Procesión Magna de la Pasión de Cristo" aunque fuera políticamente incorrecto y eclesialmente inadecuado, porque nunca me ha gustado seguir consignas cofrades sin sentido que le quiten sentido cofrade a un acto organizado (o mejor, desorganizado) por las propias cofradías. No tendría mucha lógica sacar los titulares de dieciséis cofradías y una hermandad de gloria y no llamarle a esto procesión. Así que no queda otra que aceptar pulpo como animal de compañía.

Este Acto de Fe, esta Magna de Huelva tiene secuelas y precuelas, como ocurre con las películas de éxito, en este caso una película muy cercana al género del suspense, un suspense de más de siete horas de lluvia manejándose partes meteorológicos de la Señorita Pepis, y también de terror al ver un mar de paraguas alrededor de los pasos, e incluso de misterio y ciencia ficción al quedarnos sin saber qué hubiera sido de la Magna si no hubiera llovido.
Todo lo lamentablemente acontecido este diecinueve de octubre es susceptible de ser comentado, analizado, e incluso criticado (anda que no habrá por dónde). Pero lo que se está haciendo desde determinados sectores  más que criticar es vomitar irracionalmente sobre la herida, orinar sobre ella, echarle sal para que escueza más. Si al menos echáramos alcohol de 90º dolería, pero al final sanaría. Y evidentemente no está siendo esta de corregir errores la intención.

Sería de necios negar la evidencia. Estaríamos ciegos si no viésemos que aquí han fallado muchas cosas, demasiadas cosas. Verdaderamente le hemos demostrado al mucho mundo cofrade que ha llenado nuestros templos, nuestras calles y nuestros bares cómo somos, no lo que somos, no cómo es nuestra Semana Santa.

Pero por si hubiera alguna pregunta en el aire o alguna duda sobre ella, hemos, no ya quemado, sino achicharrado, abrasado nuestra imagen incendiando las redes sociales con comentarios, seguro que merecidos y certeros, pero evitables para no seguir ahondando en la deformación que de la Semana Santa onubense estamos creando. Cuando un hijo nos sale poco agraciado (es decir, feo de cojones) los padres y sobre todo los abuelos solemos decir eso tan socorrido de "pero es muy gracioso". Aquí, ni eso.

De todo lo sucedido hay tres frentes dignos de reflexión, tres perspectivas diferentes que, a mi modesto entender, marcaron estos días.
El primero, lo mejor, lo más brillante, fue ver a la muy abúlica ciudad de Huelva por fin ilusionada con algo. Nunca vi a la ciudad tan entregada, tan visitada. Nada ha suscitado fuera de nuestras fronteras locales tanta expectación, ni cuando los míticos Colombinos, ni feria de toros, ni veranos que valgan. Nada ha atraído a más gente a Huelva que esta malograda celebración. Que no era llenar bares y hoteles misión de la Magna está claro; pero no creo que le haya ido nada mal a la maltrecha economía de la ciudad.
De esta primera parte me quedo con la inagotable imaginación de los priostes supliendo carencias patrimoniales; con los miles de kilos de alimentos depositados a los pies de los pasos bordando faldones con el oro de la Caridad, sinónimo del Amor (la solidaridad para los sindicatos); con la alegría de ver trabajando al unísono al mundo cofrade que voluntariamente quiso participar en este excepcional (por lo inusual) evento con un mismo fin; con la cara de sorpresa del que venía de lejos y se encontraba con nuestras imágenes por primera vez; con el reencuentro de los hermanos; con el trabajo, con la entrega de aquellos que jamás abominarán de sus cofradías en Internet. Porque como tantas veces, los que más azotan a las cofradías son los que menos trabajo, tiempo y dinero gastan en ellas.

Luego llegó el día D, a la hora H, y a la hora I, y a la J, y a la... Y asistimos a una cascada de despropósitos difícilmente superable. Coordinar, informar, decidir y dirigir, fueron verbos poco conjugados durante el pasado sábado.  Y me consta el trabajo y las horas dedicadas por el consejo a este noble empeño. Pero de nada sirvió, no fue bastante. Aunque no olvidemos que quienes decidieron sacar sus pasos a la calle lloviendo no fueron los miembros del consejo. No creo que nadie le pusiera una pistola en la nuca a ningún diputado mayor de gobierno ni a ningún hermano mayor para que se echaran a la calle de la manera que se echaron. A cada cual , lo suyo. Uno por no suspender a tiempo el Acto de Fe, y otros por no suspender a tiempo sus salidas. Suspensos por no suspender. Hay que ver lo fácil que es perder en unas horas lo que tantos años nos ha costado conseguir: la imagen de seriedad y el respeto de una sociedad que está deseando cogernos en un renuncio. Y se lo hemos dado en la misma bandeja que sirve para recoger las precipitaciones de un pluviómetro. Pero tampoco es para coger complejo de inferioridad, ¿o habrá que recordar lo que ocurrió en Sevilla el día de la suspensión del Vía+Crucis Magno? Otro espectáculo. En todos lados se cuecen habas.

Y por último el Acto de Fe en sí celebrado en la Plaza de las Monjas el domingo por la mañana. Ciertamente me sorprendió, sí...Porque me esperaba todavía  menos gente. ¿De verdad que alguien esperaba otra cosa? Yo no, será porque estoy acostumbrado a ver medio vacías las misas de domingo, triduos y quinarios, y a rebosar los ensayos, conciertos y verbenas. Nada nuevo. ¿Por qué iba a ser esto una excepción? Días antes había quién hubiera matado por una silla en medio de la plaza. Pero claro, al otro día, sin pasos, pues.....
Por otra parte, y desgraciadamente, la lluvia también ha servido para retratarnos, y algunos hemos salido bastante mal en la foto. Aunque ya hubo quienes quedaron perfectamente retratados desde el mismo momento que se aprobó celebrar el Acto de Fe y la posterior procesión. Como un periódico local poniendo en portada el altísimo riesgo de lluvia, como con cierto recochineo; otros pavoneándose al día siguiente, pecho henchido y sonrisa amplia, por el fracaso cosechado; algunos subiéndose al carro a última hora para salir en la foto cuando ya se preveía una masiva asistencia de cofrades de toda España...Difícil fauna cofrade.

Hay quienes a modo de oposición política (siempre copiando lo peor de la sociedad civil) piden que rueden cabezas y se produzcan dimisiones. Ni motivos ni razones les faltan. Pero a ver si vamos también a derogar aquí una Doctrina Parot por lo cofrade. No sea que vayamos a amnistiar ahora trasnochadas alternativas, si es que las hubiera, al rebufo del desastre.
Ojalá cicatricen rápido las heridas y podamos recomponer pronto nuestra maltrecha autoestima. Porque hay quienes prefieren regodearse revolcándose en el fango, o en otra cosa peor, y hay quienes vuelven a refugiarse en el trabajo diario y callado de su hermandad sin vomitar exabruptos contra nadie, aún con la tristeza de lo que no pudo ser, con la mirada puesta en los próximos cultos, en la próxima cuaresma, en la próxima Semana Santa, y pidiéndole a Dios que no se vuelva a repetir semejantes situaciones. Con ellos me quedo buscando el futuro.

Por eso, ya es hora de que cada imagen regrese a su altar, guardar la plata ya limpia. Y aquí no ha pasado nada. Por la cuenta que nos tiene.