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lunes, 20 de agosto de 2012

CATEDRÁTICOS DEL ROCÍO


Aparece este artículo a destiempo, interrumpiendo el periodo vacacional de este blog, como una salida extraordinaria. Y es que últimamente he oído y leído tantas sandeces sobre El Rocío que me ha hervido varias veces el agua del radiador, no me he podido resistir, y ahí lleváis un puñado de pensamientos y reflexiones. Y como siempre digo, sin ánimo de pontificar ni aleccionar a nadie. Y mucho menos ofender a quienes tienen todo el derecho a opinar libremente.

Resulta que en el sitio de Internet de un diácono de la Iglesia, al que admiro por sus conocimientos en liturgia y en otros muchos aspectos, como en el de la defensa de la tradición en las formas de nuestra Religión, se empezó opinando sobre el atuendo de pastora de la Santísima Virgen del Rocío, y degenerando degenerando se acabó calificando de animales a algunos almonteños (menos mal que ver que no fue a todos).
Pero vayamos por partes, como dijo Jack el destripador.

El atuendo con el que es ataviada a la Blanca Paloma, que “aunque no lleva alas” es llamada así por la representación del Espíritu Santo que lleva la Virgen en su palio, y tan unida a la celebración de Pentecostés, sea de pastora o de dama de viaje, ¿qué más dará?, casi siempre ha sido de tejido brocado, sobre todo en la saya, pero muy especialmente el manto, que si fuera uno de los bordados, cualesquiera de ellos, el de los Montpansier, el de los Apóstoles o el último de Santa Bárbara, sería imposible que las camaristas le hicieran ese peculiar recogido en el polisón tan propio en la vestimentas señoriales de la mujer de siglos pasados. Para dos o tres veces que ha ido con saya bordada, el siglo pasado en la inmensa mayoría de los traslados ha ido de tela brocada. Y así está en la memoria colectiva de los rocieros. ¿Qué con un diseño propio y más rico en el brocado sería mejor? Pues a lo mejor sí, pero no es para descalificar el vestido de este año. Ni el sombrero, que a veces es de encajes de oro, o de copa alta, con más o con menos flores, pero siempre bellísimos.

Hay quien para hacer daño, no parece que sea por otro motivo, saca a relucir sin venir a cuento el doloroso episodio de la rotura del varal del año pasado. Parece que no se acuerdan de haber visto, como yo, la caída de una bambalina en los palios de varias cofradías sevillanas de enjundia, o la rotura de un varal maestro y tener que seguir el recorrido levantando a pulso o como cuando se rompió la cruz al Cristo de la Carretería… Supongo que no sería queriendo, ¿no?

Se habla de las bofetadas delante de la Virgen, ciertamente lamentable. Pero en otras cofradías hay “bofetadas sin manos, y con ellas” (¿recordamos ciertas campañas electorales?) mucho más crueles que estas resultadas a lo mejor del nerviosismo de un momento, y que si no hubieran mil cámaras de televisión ahí ni nos hubiéramos enterado. Problema sin duda derivado de la universalidad del Rocío y del imán que tiene la Patrona de Almonte para los medios de comunicación, y que desde este año ha comenzado una recuperación en la forma de sacar a la Virgen que incluso ayer pudimos apreciar. No pretenderán que pongan vallas en todo el recorrido como en el de la Virgen de los Reyes, ¿no? Cuando las ponen es que a lo mejor temen algo, no creo que las pongan por gusto.

Pero lo que más perplejidad me ha causado es lo de calificar de animales a los que llevan sobre sus hombros (y en el corazón, que es mejor) a la Reina de las Marismas, a los almonteños en definitiva. Y me gustaría preguntarles a lo que esto opinan que qué les parecería si “los forasteros” fuéramos a organizarles a ellos sus cofradías, si les gustaría que la Esperanza de Triana pasara el puente con las chicotás como nosotros quisiéramos, o vistiéramos a la Virgen del Museo con otro tipo que no fuera su personalísimo tocado, o si opináramos que el original color “aguas” de su manto es una “trochería” (palabra netamente onubense) y que está descolorido. O pretendiéramos ponerle música a la maravilla caminante del Señor de Pasión, o decidiéramos el orden de paso por carrera oficial, que ahí, en La Campana sí que se ven animaladas (izquierdazos, retarasazos, entradas eternizadas con recitales musicales…) ¿Animales? Demasiado pacientes, mejor diría yo, ¿o no es de eterna paciencia que muchos rocieros copien hasta el color de las camisas, que tengan que aguantar en su propia casa que quieran disponer de lo que es de Almonte, que algunos les hagan la pelota de tal manera con tal de meterse bajo el paso que parecen más almonteños que ellos mismos, que da la sensación que algunos hubieran nacido en la sacristía de la ermita o detrás del cuarto de las velas. ¿Animales?, quizás ingenuos, permitiendo que algunas hermandades quieran ir de por libres, que su meta sea el camino, y no la Virgen, y que encima consientan a una renombrada hermandad una peregrinación extraordinaria con carroza y todo desde El Rocío hasta Almonte para celebrar una efemérides particular.

Que si no lleva ovejas no puede ser pastora; ¿borregas?¿Para qué? No le hace falta con la cantidad de cabritos que hay por ahí suelto.

¿Qué las personas encargadas del atuendo no son válidas? ¿Ustedes han visto a la Virgen de perfil esta mañana caminando? Parece que estuviera “viva” con el movimiento del pelo y el de la cinta izquierda del sombrero; o este año vestida para la romería con las flores de color coral y espigas, si la perfección existe la vi este año en la Virgen.

Y todo por una foto en color sepia. ¿Se imaginan ustedes ahora, por ejemplo, a la Esperanza Macarena vestida como lo hacía Gamero o el mismo Juan Manuel? ¿A que se vería desfasada?, ¿O que saliera otra vez bajo el palio de plata de Rull? El estilo de la de la Virgen “no puede volverse atrás , aunque los vientos se vuelvan”.

Hablamos del atuendo, pero nada decimos del Año Jubilar en Almonte. Como tantas veces los cofrades, enmarañándonos en lo superfluo y dejando que se disipe y se nos escape lo verdaderamente esencial: Que gracias a la Virgen almonteña podremos lucrarnos con las indulgencias que la Iglesia nos dispensa en el Año Jubilar Rociero.

Ganas de hablar. Y libres somos de opinar. Pero la Sagrada Imagen de la Virgen del Rocío, para mí, es un icono perfecto, sea de pastora, de dama de viaje,  o de reina. A lo mejor es por que es Patrona, Pastora y Reina de Almonte y del corazón de los rocieros de buena voluntad. REGINA RORIS, ORA PRO NOBIS, MISERI NOBIS.